Este artículo se publicó hace 13 años.
El eterno (no)rescate
Tras cada tira y afloja, el riesgo para Grecia y el euro es mayor
Si el rescate de Grecia es la historia de dos fracasos, nada los simboliza mejor que la compleja concesión de los préstamos en los que se articula la ayuda, que ayer vivió un enésimo capítulo de tensión. El primer naufragio fue el de la irresponsabilidad de los dirigentes griegos, que durante años llegaron a asumir las mentiras estadísticas y la corrupción como una característica estructural de su economía. El segundo, la incapacidad de la Unión Europea (UE) que diseñó e impone ahora un durísimo ajuste junto al Fondo Monetario Internacional (FMI) a la hora de prevenir el problema o, al menos, neutralizarlo tras su estallido.
Durante las últimas semanas, una secuela de ambos fracasos ha sobrevolado el destino de la zona del euro. Es una situación que se repite cada tres meses, cuando la Comisión Europea, el Banco Central y el Fondo Monetario Internacional, que hacen el trabajo de campo de los dirigentes de los países del euro, se desplazan a Atenas para supervisar al Gobierno heleno. La llamada troika, una misión de funcionarios de las tres instituciones, evaluó a principios de mes el uso de los fondos en el país intervenido y el ritmo en la aplicación de las medidas de austeridad impuestas por Bruselas. Sin embargo, el día 2 de septiembre interrumpió por sorpresa su visita y abandonó oficialmente el país, argumentando que Grecia necesitaba tiempo "para completar el trabajo técnico, entre otras cosas, en relación al presupuesto de 2012".
Funcionarios de la UE, el BCE y el FMI están "listos para volver" a Atenas
La decisión fue interpretada como un plantón a Atenas por retrasar su plan de austeridad, no iniciar las privatizaciones acordadas y asumir que incumpliría sus objetivos de déficit. Atenas esperaba recibir este mes el sexto préstamo dentro del primer rescate: 8.000 millones de los 110.000 que la zona del euro y el FMI comprometieron en mayo del año pasado. No llegarán, si llegan, hasta mediados de octubre, justo antes de que Grecia se quede sin dinero. El ministro de Economía, Evángelos Venizelos, la unió a la lista de agravios dentro de una estrategia de "chantaje y humillación" a la que se ve sometido el Gobierno heleno, un "chivo expiatorio" de una crisis que afecta a toda la zona del euro, según explicó este domingo.
Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, jefes de Gobierno de Alemania y Francia, presionaron a su homólogo griego, Yorgos Papandreu, para que recortara aún más el déficit. Atenas propuso una nueva tasa inmobiliaria para recaudar 2.000 millones de euros al año. Pese a ello, los ministros del euro celebraron una reunión sin resultados sobre el segundo paquete de rescate a Grecia por división interna que encrespó el ánimo de los especuladores.
"Un grupo de 20 funcionarios de las tres instituciones" está "listo para volver" a Atenas, confirmaron ayer fuentes comunitarias a este diario. Del desbloqueo del rescate, que continuó ayer en un tira y afloja por teleconferencia entre todas las partes implicadas, depende la supervivencia económica de los griegos. Pero también del euro, que roza una situación límite en la que un nuevo naufragio sería letal.
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