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Eugenio Martín, el precio de un hombre que sedujo a Quentin Tarantino

EFE

Es el autor de una de las películas favoritas de Quentin Tarantino, dirigió a Cristopher Lee y a Lola Flores y realizó desde 'westerns' hasta 'españoladas', pero cuando se le pregunta al granadino Eugenio Martín qué tipo de cine prefiere rodar, asegura que "cualquiera que cuente una buena historia".

A sus 83 años ha vuelto a Granada como estrella invitada del festival de cine clásico Retroback, que ha querido rendirle un homenaje a su trayectoria cinematográfica con la proyección de su película "Una vela para el diablo" -que sufrió importantes cortes a causa de la censura y cuyo montaje original ha sido recuperado por la organización- y con la presentación del libro "Eugenio Martín: un autor para todos los géneros", del crítico carlos Aguilar.

Martín nació en Ceuta en 1925, aunque se trasladó a Granada con su familia cuando era un adolescente y fundó en esta ciudad el primer cineclub de su historia, junto con intelectuales de la época como José Martín Recuerda o Gregorio Salvador.

Tras su etapa como director de esta institución -que finalizó a causa de la censura de un jesuita al que Martín mandó "mentalmente a la mierda"- el futuro autor de "Pánico en el Transiberiano" llegó a Madrid para ingresar en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas con su primer corto, "Viaje romántico a Granada", bajo el brazo.

Comenzó poco más tarde a rodar el largometraje, "Despedida de soltero", con el que el cineasta fracasó y tuvo que aceptar ser ayudante de dirección para continuar en el mundo del cine, indica a Efe Martín, que comenzó a trabajar a la sombra de directores internacionales como Michael Anderson ("1984") o Nicholas Ray ("Rey de reyes").

Volvió para quedarse en la dirección de películas con "Los corsarios del Caribe", una historia de piratas "que no tenía mayores pretensiones" y que acabó triunfando en las salas de media Europa.

"Si hay que hacer entonces películas de piratas se harán películas de piratas", pensó Martín, según confiesa a Efe, y desde entonces rodó más de veinte películas de todos los géneros con actores nacionales e internacionales.

"Respecto a los actores no puedo ser patriota: en aquellos tiempos los extranjeros nos daban mil vueltas", expresa el cineasta, que insistía a sus protagonistas en que fueran "sobrios" en su interpretación y que recuerda cómo consiguió que "Lola Flores dejara de ser Lola Flores" en "Una señora estupenda" y cómo fracasó con Jose Luis López Vázquez, "que se pasó todo lo que quiso".

También alude a una conversación que tuvo, subiendo las escaleras de un hotel tras un día de rodaje de "La vida sigue igual", con el ganador del festival de Benidorm por la canción del mismo título, Julio Iglesias.

"Julio sabía poco de interpretación y le horrorizaba quedar mal. Me dijo: Eugenio, estoy triste, soy un cantante de segunda y para el año que viene nadie se acordará de mí. Tú en cambio eres un director famoso y seguirás siéndolo", rememora Martín, quien reconoce, entre risas, sentir una "enorme rabia" al ver "cómo ha dejado a cada uno el paso del tiempo".

Sus películas más recordadas son "Pánico en el Transiberiano", "Hipnosis" y "El precio de un hombre", un 'western' que, según Carlos Aguilar, es una de las cinco películas de cabecera del popular Quentin Tarantino.

También rodó muchas 'españoladas' ("Las leandras", "Una señora estupenda"), que para él forman parte de las "películas alimenticias" que "hay que hacer para comer", algo que "no tiene nada de malo".

En estos momentos el director granadino prepara el guión de una miniserie televisiva sobre la vida de Velázquez, de quien "apenas se sabe nada", a través de la de su rey, el "obseso sexual y místico Felipe IV".

Según han indicado a Efe fuentes del festival Retroback, la Filmoteca Española tiene previsto, a partir de marzo de este año, celebrar un ciclo de homenaje a Eugenio Martín con el fin de rescatar la figura del granadino.

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