Este artículo se publicó hace 13 años.
El Eurogrupo pide un "urgente" freno a las agencias de rating
Los ministros del euro, divididos sobre cómo aplicarla ampliación del fondo del euro acordada en la última cumbre
Las rebajas en las calificaciones de la deuda soberana pocas veces son inocentes, pero las sufridas por Grecia y España la semana pasada han conseguido agotar la paciencia de los ministros de Economía de la moneda única. El Eurogrupo exigió ayer a la Comisión Europea que presente ya medidas para "reglamentar mejor" al oligopolio de la medición de riesgos, integrado por Standard & Poor's,Fitch y Moody's. El encargado de poner voz al descontento fue Jean-Claude Juncker, el presidente de las reuniones de la zona euro, que pidió al Ejecutivo comunitario que no prolongue más el trabajo técnico y actúe "con urgencia" para evitar sorpresas desagradables como las de la semana pasada.
La Comisión había presentado una primera reforma del mercado de la calificación de riesgos, ya en vigor, que redujo ligeramente la opacidad de estas empresas.
El grupo socialista pide la creación de una agencia de calificación europea
Tras más de dos años y medio de crisis económica, ni Bruselas ni los ministros han logrado imponer al sector más competencia, "reducir la dependencia excesiva" de sus mediciones, "mejorar la calificación de la deuda" y "lidiar con los conflictos de interés", los objetivos de la nueva regulación desgranados la semana pasada por Michel Barnier y Olli Rehn, comisarios de Mercado Interior y Economía. En un comunicado, ambos comisarios prometieron presentar sus propuestas antes del verano. Ayer, el Grupo Socialista en la Eurocámara añadió más presión, exigiendo una "agencia de calificación europea". Las decisiones de Moody's de la semana pasada no sentaron bien en los círculos políticos. "Esas agencias fallaron al prever la crisis financiera, pero siguen teniendo una influencia alarmante en los mercados", aseguró la portavoz socialista Gianni Pittella.
Por otra parte, los ministros de Economía no lograron un acuerdo para detallar cómo ampliar el fondo de apoyo al euro acordado por los jefes de Gobierno el pasado viernes. La mayoría de países, liderados por Francia, quiere que los países del euro ofrezcan garantías con las que reunir el dinero en los mercados en caso de que uno de los socios necesite ayuda. Así es cómo funciona en la actualidad el fondo. Alemania, cada vez más aislada pero imprescindible para el acuerdo, exigió de nuevo una reforma para que los países que no gozan del sobresaliente de las agencias de calificación contribuyan con capital efectivo. Esa aportación, según Berlín, fomentaría todavía más el rigor presupuestario de los países en peligro, alejándolos del rescate. El próximo lunes, una reunión extraordinaria de los ministros del euro tratará de cerrar un acuerdo para que sea ratificado por una nueva cumbre, pocos días después. Tras la aprobación a nivel europeo, cada Parlamento nacional deberá autorizar el uso suplementario de fondos públicos, por lo que la capacidad efectiva del fondo, dotado con 440.000 millones de euros, no estará disponible hasta el verano, según Lagarde.
A pesar de ello, la nueva actitud política tuvo buena acogida por los mercados, sobre todo el sector financiero. Los bancos, especialmente los griegos, fueron los que mejor se tomaron las noticias procedentes de Bruselas. Estos valores hicieron subir la Bolsa griega por encima del 6%. También fueron los responsables de que la Bolsa española no sucumbiera a las fuertes caídas que las consecuencias del tsunami japonés desencadenaron en los grandes mercados europeos.
La prima de riesgo española se reduce 18 puntos básicos tras el acuerdo
El Ibex 35 cerró con una efímera ganancia del 0,17%, hasta los 10.415 puntos. Pero fue en el mercado de renta fija donde más se notó el efecto de la nueva tendencia política europea. El diferencial entre el bono español a 10 años y el alemán llegó a caer más de 22 puntos a lo largo de la sesión. Por primera vez desde el 7 de febrero descendió de los 200 puntos básicos, aunque al final de sesión cerró en 203 puntos, frente a los 221 que marcó el viernes pasado, 18 puntos por debajo. El tipo de interés bajó al 5,4% por primera vez en un mes.
La relajación también se notó en los mercados griego y luso, aunque no con tanta euforia. El tipo de interés del bono portugués a 10 años bajó al 7,4%, todavía dentro de la zona que los analistas consideran como "rescate necesario", a pesar de que ayer las autoridades lusas volvieron a insistir en que esa circunstancia no se va a dar y que Portugal no tendrá problemas para financiarse en los mercados.
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