Este artículo se publicó hace 15 años.
Europa aboga por sancionar a los paraísos fiscales
La cumbre preparatoria del G-20 pide un regulador para atar en corto a los fondos de alto riesgo
Las seis principales potencias económicas de Europa declararon ayer la guerra a los paraísos fiscales y prometieron crear un sistema internacional de control financiero "sin lagunas" y limitar las bonificaciones de los ejecutivos para restablecer la confianza en los mercados. La canciller alemana, Angela Merkel, fue la anfitriona en Berlín de una reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de Gran Bretaña, Francia, Italia, España, Holanda, Luxemburgo y República Checa para acercar al máximo las posiciones de los europeos ante la cumbre del G-20 convocada para el 2 de abril en Londres, que será la primera reunión internacional de importancia con la participación del nuevo presidente de EEUU, Barack Obama.
Especialmente dura se mostró esta cumbre preparatoria con los paraísos fiscales. De aquí al encuentro de Londres, Merkel abogó por elaborar un índice de países que se blindan a la cooperación fiscal. "Tenemos que desarrollar un sistema de sanciones para aquellos que no cooperen, sean paraísos fiscales o zonas en las que se hacen negocios sin transparencia", reclamó Merkel. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, recordó que en la última cumbre del G-20 en Washington "todavía había recelos a la hora de poner la palabra paraíso en los documentos".
Tras la reunión, que duró cuatro horas (una más de lo previsto), los gobernantes europeos aprobaron una declaración informal de siete puntos en la que subrayan que "todos los mercados, productos y actores financieros, independientemente de donde tengan su sede, deben someterse a una vigilancia o regulación adecuada". Eso incluye a las sociedades privadas de inversión y a los hegde funds o fondos de alto riesgo, ahora bajo sospecha por su responsabilidad en el desplome de valores bursátiles y materias primas como el petróleo. Pero también abarca a las agencias de rating, que calificación los riesgos de impago de créditos de empresas y estados. Los europeos quieren obligar a estas entidades a registrarse y someterlas a un control.
Los participantes en la cumbre de Berlín subrayaron, además, en la declaración su "inquietud" por los sistemas de bonificación de algunos directivos bancarios. Las entidades financieras deben crear sistemas de remuneración "que sean transparentes y se orienten con fuerza a resultados sostenibles a largo plazo".
Además, los bancos deberían preocuparse de acumular en tiempos de bonanza un capital propio suficiente para afrontar futuras crisis, añade la declaración, en la que los dirigentes europeos se comprometen a apoyar "activamente" la iniciativa de Merkel de crear una "Carta de economía sostenible", que resumirá los principios de la futura arquitectura financiera internacional.
Los jefes de Estado y de Gobierno subrayaron, asimismo, su rechazo a las políticas proteccionistas y su compromiso a favor de un mercado libre. "Nos comprometemos hoy a no adoptar medidas que contravengan este principio", reza la declaración. En la rueda de prensa de la reunión de Berlín, los dirigentes europeos evitaron entrar en detalles sobre el proteccionismo en el sector del automóvil, que divide a Francia y Alemania. Sarkozy dijo que este asunto se abordará en el Consejo extraordinario del domingo en Bruselas.
Los europeos expresaron su consenso en la necesidad de doblar las aportaciones al Fondo Monetario Internacional (FMI) para que esta institución pueda ayudar a sus miembros cuando tengan dificultades en sus balanzas de pagos. Las aportaciones conjuntas de los miembros del FMI sumaban a finales de marzo de 2008 unos 357.300 millones de dólares (278.666 millones de euros). La cuota española es del 1,4%. El primer ministro británico, Gordon Brown, dijo que las instituciones financieras internacionales necesitan "al menos 500.000 millones de dólares (390.000 millones de euros)" para combatir la crisis.
Al consensuar una posición común, la cumbre pretende que el balance que se hará en Londres de las 47 medidas adoptadas en la reunión del G-20 en Washington sea lo más concreto posible. "Queremos una refundación del sistema. Todos somos conscientes de que Londres es nuestra última oportunidad", subrayó Sarkozy.
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