Este artículo se publicó hace 15 años.
El ex primer ministro francés Villepin, a juicio por difamación
El ex primer ministro francés Dominique de Villepin acudió el lunes a la primera sesión del juicio en el que se le acusa de conspirar para difamar a su entonces compañero de gabinete y actual presidente francés, Nicolas Sarkozy, en 2004 y querer acabar con sus esperanzas de convertirse en presidente.
El juicio, que se prevé dure un mes, se centrará en el mayor escándalo político del país en años, un asunto turbio y tortuoso con documentos falsificados, espías y enemigos acérrimos.
El llamado "asunto Clearstream" acabó con el gobierno de centroderecha del entonces presidente Jacques Chirac, en el que el ex diplomático Villepin y el brusco Sarkozy eran ministros y rivales.
Villepin está acusado de haber intentado que unos documentos falsificados fueran utilizados en una investigación sobre corrupción judicial con el objetivo de desacreditar a Sarkozy, cuando ambos se posicionaban para sustituir al veterano Chirac en las elecciones presidenciales de 2007.
Él niega haber cometido cualquier ilegalidad y sostiene ser víctima de una injusticia. Acusa a Sarkozy de estar obsesionado con el caso, y argumenta que la presencia del presidente en el juicio como acusación particular ha distorsionado los procedimientos.
"Estoy aquí por la voluntad de un hombre. Estoy aquí por el ensañamiento de un hombre, Nicolas Sarkozy, que también es presidente de la República", dijo Villepin a la prensa al llegar al tribunal junto a su mujer y sus tres hijos. "Saldré libre y con mi nombre limpio".
Si es declarado culpable, la condena podría llegar a ser de hasta cinco años de prisión y una multa de 45.000 euros.
INFORMANTE ANÓNIMO
Villepin está acusado de "complicidad en difamación y uso de documentos falsificados y posesión de bienes obtenidos por abuso de confianza y robo".
El "asunto Clearstream" saltó a los medios de comunicación en 2004, cuando un juez que investigaba un caso de corrupción relacionado con una venta de armas a Taiwán, recibió unos documentos enviados por un informante anónimo que implicaba a varios nombres conocidos en el asunto, entre ellos Sarkozy.
Entre los documentos había una larga lista de cuentas, al parecer en la institución bancaria con sede en Luxemburgo Clearstream, y se sugería que estaban vinculados con Taiwán, así como varios grupos delictivos, como la mafia rusa. Pero rápidamente se descubrió que eran falsos, y la investigación pasó a centrarse en quién estaba detrás de la falsificación.
El informante fue identificado como Jean-Louis Gergorin, un antiguo directivo del grupo aeroespacial EADS con vínculos cercanos con los servicios secretos franceses. Otro antiguo empleado de la empresa, un ex agente de Bolsa y especialista informático llamado Imad Lahoud, está acusado de falsificar la lista. Ambos también están siendo juzgados.
Los fiscales creen que Villepin, que fue ministro de Asuntos Exteriores y luego de Interior en aquella época, dirigió a Gergorin a enviar los documentos al juez de manera anónima, aunque sabía que eran falsos, con el objetivo de perjudicar a Sarkozy.
Sin embargo, su rival no se vio afectado por el escándalo y ganó cómodamente las elecciones presidenciales de 2007. Villepin se retiró de la política y ahora ejerce de abogado.
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