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El ex secretario de Cela dice que los españoles "carecen de una cultura lectora"

EFE

El profesor jiennense Gaspar Sánchez Salas (Campillo del Río, 1970), que trabajó como secretario del Nobel Camilo José Cela de 1995 a 2002, ha dicho a Efe que "los españoles carecen de una cultura lectora, y padecen una apatía que se transmite de generación en generación".

Esa cultura lectora "hay que ir creándola", según Sánchez Salas, quien ha tratado de participar en esa lucha con su novela juvenil "El coleccionista de misterios" (Acidalia), obra que cuenta con el respaldo del Plan de Fomento de la Lectura del Ministerio de Cultura.

Sánchez Salas explicó haber concebido esta novela juvenil como "una herramienta didáctica aplicada al aula", pensada para los cursos de tercero y cuarto de Secundaria, ya que la obra, que narra las aventuras de tres adolescentes en la Italia del siglo XV, contiene todo tipo de gazapos, tanto lingüísticos como argumentales, además de anacronismos.

Cuando los alumnos que la leen encuentran uno de estos gazapos "se ponen como quien encuentra una seta en el bosque", según el autor, ya que la lectura de la novela se acompaña de rastrear estas inexactitudes en internet y en diccionarios enciclopédicos, para que los alumnos desarrollen a un tiempo su afición a la lectura y sus aptitudes críticas.

La novela se acompaña de un "Cuaderno del Profesor" que ubica cada uno de los gazapos, y se está empleando como lectura en unos 34 institutos de España, entre ellos alguno de Madrid y Ciudad Real, según Sánchez Salas, quien también dijo que uno de los personajes de la novela encarna la figura del maestro y, por ejemplo, enseña a los personajes jóvenes como han de enfrentarse a los prejuicios.

"El coleccionista de misterios" tiene un final abierto de modo que los alumnos pueden determinar su conclusión en un sentido o en otro, lo que se suele determinar, según el autor, por votación de cada uno de los grupos de lectores.

Según Sánchez Salas, para fomentar la lectura en la Secundaria hay que "dejarles leer lo que quieran leer", y puso el ejemplo de un alumno suyo que se aficionó a leer con revistas de motos, ya que se jactaba de no haber leído nunca.

"Le dije que había que hacer una biblioteca en el aula y que eligiera él mismo de qué quería leer y, como me dijo que sólo le interesaban las motos, incluimos revistas de motos, y así empezó a leerlas, y después a leer otras cosas", explicó.

De los siete años que estuvo trabajando codo con codo con Camilo José Cela, Sánchez Salas dijo que lo mejor fue "conocer al Cela de verdad, no al personaje", aprender la disciplina que ponía en el trabajo, su afán de perfeccionismo y comprobar que conseguía todo lo que se proponía a base de trabajo.

"Cela decía que a él le podía criticar cualquier cosa, pero nunca podrían decirle que era un vago", recordó Sánchez Salas, quien, sin embargo, aseguró que, al contrario de lo que sostenía el Nobel, le importaba muchísimo todo lo que dijeran de él o de su obra, y que no aceptaba bien las críticas.

"El Cervantes lo esperaba cada día; le preocupaba mucho y guardaba una botella de champán para celebrarlo cuando se lo dieran; y le encantó que, finalmente, se lo dieran", señaló su ex secretario.

En el ámbito doméstico, Cela era "una persona tierna y generosa, preocupada por todo lo que le rodeaba; tremendamente educado, lo pedía todo por favor y jamás, jamás decía tacos".

Alfredo Valenzuela

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