Este artículo se publicó hace 11 años.
Estado de excepción en la negociación colectiva
Los empresarios tienen bloqueados los convenios de dos millones de trabajadores, a la espera de que se cumpla el plazo de un año fijado en la reforma laboral para su vencimiento definitivo
Vicente Clavero
Dos millones de trabajadores españoles tienen sus convenios colectivos en el aire, por la falta de interés de las empresas en actualizarlos. La reforma laboral de Rajoy, durante su tramitación parlamentaria, estableció que no pueden permanecer más de un año en esa situación. Para miles de convenios, el plazo acaba el 8 de julio y, si antes no se llega a un acuerdo para su actualización, decaerán para siempre.
El efecto combinado de la crisis y de la reforma está siendo demoledor para la negociación colectiva, según fuentes sindicales. No sólo se firman cada vez menos convenios, sino que muchas empresas dejan de cumplir los suyos aprovechando las nuevas facilidades que les ha dado el Gobierno. La consecuencia de todo ello es un empobrecimiento de las relaciones laborales que perjudica básicamente a los asalariados.
Cada vez menos conveniosLas estadísticas oficiales son concluyentes: en 2007, antes de la debacle económica, se registraron seis mil convenios, que cubrían a unos diez millones de trabajadores. Cinco años después, en 2012, el número de convenios se redujo casi a la mitad y el de beneficiados, a siete millones. Entre enero y mayo de 2013, en fin, apenas hay constancia de quinientos convenios, para un total de 1.700.000 empleados.
Por otra parte, desde que entró en vigor la última reforma laboral, se han acogido a la posibilidad de descuelgue más de un millar de empresas, en su inmensa mayoría medianas y pequeñas. Eso les ha permitido dejar en suspenso total o parcialmente, de forma unilateral, las cláusulas de los convenios que no les convenían, amparándose en la existencia de dificultades económicas.
El mayor mazazo del Gobierno del PP a la negociación colectiva ha sido, sin embargo, la eliminación de lo que se conocía como "ultraactividad" de los convenios. Es decir, su pervivencia por tiempo indefinido, aun después de cumplirse el plazo para el que fueron pactados, hasta que se acordara la correspondiente renovación, con objeto de que no hubiera un vacío normativo mientras se desarrollaban las negociaciones.
Desinterés de los empresariosLa ultraactividad era un acicate para que los empresarios se sentaran a dialogar con los representantes del personal, y su desaparición explica la brutal caída del número de convenios revisados. Hay que tener en cuenta que, cuando un convenio decae, se está a lo dispuesto en el de ámbito superior y, en última instancia, en el Estatuto de los Trabajadores, que suelen ser mejorados por los de empresa.
Como la reforma laboral, una vez convertida en ley, entró en vigor a primeros de julio de 2012, ahora se cumple el límite de un año para los convenios que ya entonces habían sido denunciados y que corren el riesgo de quedar sin efecto. En Cataluña, por ejemplo, hay 29 en esa situación, entre ellos el de transportes de mercancías por carretera y el de centros sanitarios concertados, con un total de 120.000 trabajadores.
CCOO, UGT, CEOE y Cepyme acordaron hace unas semanas recomendar a sus asociados que se dieran entre seis meses y año de plazo adicional para seguir negociando, con el compromiso de acudir al arbitraje si finalmente no llegaban a buen término. Pero los propios sindicatos han reconocido que esto no es más que un "parche" y que, mientras la reforma laboral siga en pie, la negociación colectiva estará muy tocada.
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