Este artículo se publicó hace 15 años.
Pocas expectativas en Honduras ante el nuevo plazo de 72 horas pedido por Arias
Dirigentes políticos y sociales hondureños anticiparon que el plazo de 72 horas que pidió el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, para buscar soluciones a la crisis que afronta Honduras tras el derrocamiento de Manuel Zelaya no cambiará el panorama.
El fracaso de la segunda ronda del diálogo entre los delegados del mandatario depuesto y del nuevo gobernante, Roberto Micheletti, dividió las opiniones de los hondureños en torno a la efectividad de ese mecanismo para poner fin al conflicto que se abrió el pasado 28 de junio, cuando militares derrocaron a Zelaya.
El diálogo entre las delegaciones hondureñas reunidas en Costa Rica fracasó después de que el grupo de Micheletti rechazara la propuesta presentada el sábado por el mediador y presidente del país anfitrión, Óscar Arias.
La vicecanciller del nuevo Gobierno, Marta Alvarado, declaró a Efe que el punto que dio al traste con los acercamientos fue la restitución de Zelaya, algo que, dijo, "no se vio factible".
"El señor Zelaya está acusado, tiene una orden de someterse a la justicia. Lo que no se puede permitir es que la comunidad internacional desconozca nuestra Corte Suprema de Justicia y demás instituciones como la Fiscalía", añadió.
Descartó que en el país exista un ambiente de guerra civil, al reaccionar a palabras de Arias, quien manifestó su temor de que, si no se alcanza una salida en el diálogo, se desate una confrontación y "un derramamiento de sangre que no merece el pueblo hondureño".
No obstante, el Gobierno de Micheletti aseguró que seguirá en el diálogo bajo la mediación de Arias, pese a la falta de acuerdo.
"Siguen las avenidas del diálogo abiertas (...), el miércoles tenemos que regresar a San José", dijo Vilma Morales, miembro de la comisión que representa a Micheletti
"Es de lamentar lo ocurrido, teníamos una esperanza de que se pudiera llegar a una conclusión", señaló, por su parte, la diputada Doris Gutiérrez, del partido Unificación Democrática (UD, de izquierda), al aludir al cierre de la negociación sin acuerdos.
Gutiérrez no prevé que el panorama cambie en el plazo que Arias pidió para tratar de convencer a Micheletti de que acepte restituir a Zelaya.
"Lo que temo es que el ambiente se va a calentar (...) los grupos van a arreciar su posición y creo que se va a generar bastante problemática al interior del país, va a continuar el estado de sitio, los grupos de cada quien se van a atrincherar", sostuvo.
Además, advirtió de que si Zelaya cumple con su anuncio de retornar al país "se va a presentar una situación crítica".
Por su parte, Juan Barahona, secretario general de la Confederación Unitaria de Trabajadores de Honduras (CUTH), uno de los dirigentes del movimiento social que apoya a Zelaya, admitió que no "tenía esperanzas en las pláticas".
"Ya habían fracasado desde la primera reunión", afirmó, al señalar que los diálogos "eran solamente una instancia más en la lucha popular".
"No podemos permitir que los golpistas se queden libres en el país. El fracaso de esas pláticas no significa que los golpistas estarán legalizados, que estarán consolidados", sostuvo.
El actual canciller de Honduras, Carlos López, declaró a la prensa tras finalizar la reunión en la casa de Arias que se disculpaba con el mediador, pero que su propuesta era "inaceptable, especialmente en su punto número uno", (el referido al regreso de Zelaya al poder).
López insistió en que el Gobierno de Micheletti, quien fue designado por el Parlamento en reemplazo de Zelaya y hoy prorrogó el toque de queda en el país, no es "de facto ni fruto de un golpe de Estado".
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