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La exposición devuelve la dignidad académica a Modigliani, una leyenda popular

EFE

En la primera exposición que contextualiza a Amedeo Modigliani en dialogo con sus maestros y sus colegas, "Modigliani y su tiempo" trata de devolver la dignidad académica a una figura que pertenece a la leyenda de la historia del arte por aclamación popular.

A partir del próximo martes, las salas del Museo Thyssen-Bornemisza y de la Fundación Caja Madrid mostrarán este nuevo proyecto conjunto en el que 126 obras forman el recorrido por la trayectoria de Modigliani (1884-1920) desde su llegada a París en 1906 hasta su muerte.

"Su fama se asienta en la adoración de varias generaciones que llegaron a la modernidad a través de ciertas figuras eclécticas y, entre ellas, Modigliani es la reina indiscutible", comentó Guillermo Solana para quien el artista sigue siendo una estrella de primera magnitud en el arte del siglo XX.

A pesar de ello, este reconocimiento no ha sido igual a nivel académico, donde en ocasiones artistas que no se ajustan a un istmo determinado, como él, no han encontrado su lugar. Quizá, señaló el conservador jefe del Thyssen-Bornemisza, no fue suficientemente radical, no sacó de quicio el arte de su época o no hizo aportaciones tan novedosas que le convirtieran en revolucionario.

"Modigliagi es un artista que toma los elementos del lenguaje y forja su propio estilo con cierta atención a los valores clásicos. A su empeño por crear un nuevo ideal de belleza moderna se debe la sintonía que ha encontrado con el gran público".

Una de las consecuencias de su éxito popular han sido las numerosas exposiciones que sobre él se han organizado, por lo que cada vez los prestamos son más difíciles de conseguir. Otro reverso de este éxito han sido los intentos de explotar a Modigliani como cualquier producto popular aprovechando un estatus digno de una estrella de rock o de Hollywood.

"Nuestra retrospectiva no podía ser un intento oportunista y comercial de explotar su fama, sino que tenía que ser inteligente, seria, rigurosa, permitiendo así devolverle la dignidad académica".

Con este fin, Francisco Calvo-Serraller, comisario de la muestra, ha querido exponer a Modigliani en su contexto, a la altura de sus maestros y de sus compañeros. Para ello ha estructurado el recorrido en dos grandes secciones correspondientes a la relación de Modigliani con sus maestros, en las salas del Museo Thyssen-Bornemisza, y con sus amigos, en la Fundación Caja Madrid.

"Esta es la primera vez que una exposición contextualiza a Modigliani. En ella no solo aparecen sus iconos sino que se puede ver como se fraguaron esos prototipos, así como el dialogo con sus colegas", afirmó el comisario quien consideró que se trata de una muestra singular porque por primera vez se explica a Modigliani "confrontado a las obras que hacen que Modigliani sea Modigliani".

Pinturas, esculturas y dibujos del artista italiano junto a creaciones de Paul Cézanne, Picasso, Gauguin, Toulouse-Lautrec, Edvard Munch, André Derain o Juan Gris, muestran sus primeros contactos con las vanguardias parisinas, en los que Modigliani intenta forjar su propio estilo asistido por el ejemplo de todos estos artistas, especialmente de Cézanne.

El museo dedica uno de sus espacios al Modigliani escultor, su descubrimiento del Arte Negro y su amistad con Constantin Brancusi. Modigliani se dedicó a la escultura de forma casi exclusiva durante cinco años; su labor como escultor iluminó su obra posterior y fue definitiva en la formación de su estilo pictórico maduro.

Especial atracción tienen las salas dedicadas a los retratos- género al que se dedica desde 1915 como principal medio de subsistencia con ejemplos como los de Anna Zborowska, Diego Rivera, Juan Gris o Max Jacob- y a los desnudos, que abordó desde sus primeros años en París, con conocidos ejemplos.

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