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¿Quién fallará con la tuerca?

El factor humano sigue siendo determinante en un deporte donde la tecnología lo controla casi todo

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Los responsables de la previsión meteorológica en Ferrari y McLaren son las últimas víctimas del factor humano en la F1. En un deporte tomado por la tecnología y donde las diferencias entre unos y otros se miden en milésimas, los errores resuenan como tiros en el paddock. Todas las escuderías se tentaban la ropa para no ser la primera en enredarse durante un cambio de neumáticos en carrera, y van los hombres del tiempo de los dos equipos más poderosos y, al unísono, la lían.

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Lo más inaudito de lo ocurrido ayer es precisamente esa unanimidad. ¿De verdad creyeron en ambos boxes que la lluvia remitiría o, dada la estrecha vigilancia que mantienen entre sí, adoptaron una estrategia idéntica? Si hubiese sucedido esto último, ¿quién copio a quién?

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La escuderías, celosas en los éxitos y herméticas en los fracasos, pasarán de puntillas sobre el asunto, pero de las palabras de Stefano Domenicali, director de Ferrari, se puede deducir que los mapas meteorológicos de la Scuderia no acertaron. "Estamos muy desilusionados por la forma en que se ha desarrollado la sesión de clasificación. Hemos cometido un error de cálculo fiándonos de la previsión meteorológica, y cuando hemos salido a la pista la lluvia, en vez de parar, ha caído con mas fuerza", reconoció. Como consecuencia del fallo, una catástrofe: Alonso sale 19º y Massa, 20º.

Pifias de esta magnitud destacan sobremanera cuando suceden en el seno de los grandes. De hecho, si los rectores del equipo rojo suspiraban por un hombre como Alonso es porque desde que Schumacher se retiró antes de regresar este año andan en busca de aquel que transmitiera ese liderazgo al resto de los miembros de la escudería.

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Deseaban desterrar capítulos como el de Singapur 2008, cuando en un repostaje Massa recibió la orden de arrancar. Y lo hizo, pero con la manguera de la gasolina aún enganchada. La imagen de los mecánicos de Ferrari corriendo desesperados por el pitlane para llegar al bólido del brasileño y desencajar el trozo de materia gris que colgaba del depósito fue letal para su bien ganado prestigio.

Sin tanta espectacularidad, pero con idéntico efecto demoledor, cualquier retraso en las paradas arruina una carrera. Que se lo pregunten a Hamilton el año pasado en Valencia, cuando sus mecánicos le impidieron subir a lo más alto del podio al aturullarse con una de las ruedas. Alonso es un experto en esos sufrimientos. Sus problemas con las tuercas en Renault son famosos en el paddock y en el mundo. No sólo por el tiempo perdido en varias carreras, sino porque en 2009 perdió la rueda derecha delantera, mal puesta, en el GP de Hungría y pendió sobre él una sanción que estuvo a punto de impedirle correr en Valencia.

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En lo que va de Mundial, la escasa fiabilidad de los Red Bull y la poca vista para predecir el tiempo de Ferrari y McLaren marcan los errores. Queda por ver quién se ofusca primero con la tuerca.

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