Este artículo se publicó hace 16 años.
"Hace falta gente para las obras, el país está creciendo"
El Gobierno rumano y las empresas españolas afincadas en Bucarest fomentan el regreso
El Gobierno rumano no explica de dónde saca la cifra, pero asegura que el país necesita medio millón de trabajadores especialistas. Y los necesita ya, según Bogdan Olteanu, presidente de la Cámara de los Diputados de Rumanía. Hay prisa: el país crece, los carteles de anuncios de viviendas están por todos lados. Y al lado de los pisos se construyen parques, guarderías o polideportivos.
Los empresarios españoles afincados en Bucarest también coinciden en que hacen falta manos. "El país está creciendo y hay que construir muchas viviendas e infraestructuras. Falta mucha mano de obra cualificada", señalan desde la oficina de Martinsa Fadesa en Bucarest.
Esta constructora, en suspensión de pagos en España, tiene porvenir en Rumanía. En la actualidad, mantiene una oficina con un total de 10 empleados y está levantando dos promociones, una con 7.600 pisos y otra con 2.000. Todo lo hace a través de subcontratas.
Publicidad y remesas"Estas promociones son para primera vivienda, en Rumanía la gente joven sigue viviendo con sus padres en los viejos bloques comunistas", aseguran desde la empresa española. Además, Martinsa Fadesa hace publicidad de sus promociones en España, consciente de que existe una gran cuota de mercado entre la inmigración rumana, dispuesta a invertir sus remesas en viviendas en su lugar de origen. "Claro que tenemos un ojo en ese mercado, seríamos tontos si no lo hiciéramos", aseguran desde la constructora.
Esta empresa no es la única que, al ver la recesión española, se ha volcado en sus negocios en el extranjero. "Hay muchos constructores que tenían obras en España y se han trasladado a Bucarest, trayéndose incluso a sus empleados rumanos", sostienen desde Martinsa Fadesa.
MotivaciónA los tiburones de los negocios les cuesta acostumbrarse al ritmo de los rumanos, dicen. Los empresarios españoles no se cortan ni un pelo y les acusan directamente de no tener "cultura del trabajo" y de estar desganados.
Es una queja generalizada. "Hacen el trabajo, pero no lo terminan bien. No son perfeccionistas y eso les pasa porque no están motivados. Nunca nadie les ha dicho: ‘Enhorabuena, esto que has terminado está muy bien", se despacha a gusto un empresario español afincado en Bucarest. Sin embargo, son muchos las constructoras con sede en España que recurren a los trabajadores rumanos precisamente por lo contrario: por su gran eficiencia y perfeccionismo.
"La Formación Profesional en Rumania es mucho mejor que la nuestra. Hay muchos puestos de trabajo en España que no los pueden ocupar españoles porque no saben hacerlos, por eso se recurre a los inmigrantes", afirma Rogelio Bustamanet, catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
Daniel Álvarez, de la pequeña empresa Belenusch, coincide en que en los próximos años las obras se van a multiplicar por todo el país. "Hay mucho que hacer, tanto en residencial como en infraestructuras", sostiene. En Bucarest son imprescindibles carreteras nuevas. Un viaje de 120 kilómetros hasta la región de Sinaia no baja de las cuatro horas en coche. Los atascos son interminables, a todas horas.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.