Este artículo se publicó hace 15 años.
Federer intentará hacer historia logrando su 15 Grand Slam ante Andy Roddick
Por enésima vez, el suizo Roger Federer ha logrado posicionarse en el umbral de la historia. Mañana, en la Central, territorio que el helvético considera de su propiedad, el número 2 del mundo se plantea ante el norteamericano Andy Roddick reescribir los libros sagrados de este deporte y convertirse en el único jugador que logra 15 títulos de Grand Slam.
El Federer-Roddick en el último peldaño del torneo más prestigioso de hierba del mundo, el de Wimbledon, se ha convertido, casi, en un clásico que bien podría ser una reposición de lo sucedido ya en los años 2004 y 2005. Y todos recuerdan lo que ocurrió. O en la edición del 2003, cuando ambos rivales midieron sus raquetas en semis con idéntico resultado -aciago- para el hombre de Nebraska.
La diferencia, ahora, o lo que hace que su reencuentro sea especial es que Federer podría dar un salto más -otro- en su ya meteórica carrera. Además de especialista en hierba, el hombre de Basilea es todo un experto en gestionar con éxito la presión. Y mañana, sin duda, la tendrá.
Federer, el tenista de los nervios de acero, el tipo afable, extremadamente correcto, humilde y educado, pero también el jugador despiadado, rotundo y agresivo que no perdona en la cancha, tiene ante sí medio abierta la ventana mágica que le llevaría directamente a recuperar el número 1, con la "ayuda" involuntaria, claro, de su amigo y "principal rival" Rafa Nadal, el vigente campeón de Wimbledon y baja por lesión.
El Federer que hace unas semanas ganaba Roland Garros está más calmado que nunca. Ahora iguala el récord del estadounidense Pete Sampras con 14 "grandes", pero es muy consciente de que una victoria ante Roddick le dará un lugar privilegiado en los libros sacrosantos del tenis. Sería el primer hombre de la historia de este deporte que acumula 15.
El 5 veces ganador en el césped del SW19 (del 2003-2007) ha recuperado la confianza que le abandonó hace seis meses. Vuelve a ser el maestro de la superficie verde, el que tiene en cuenta las estadísticas y el que más ovaciones despierta cuando exhibe ese derroche de clase, de elegancia, de efectividad que despliega en cuanto pisa una pista.
Si solventa el último escollo de este Wimbledon, además, batiría otra marca, la de apuntarse la vigésima final de un Grand Slam, récord que comparte, por ahora, con Ivan Lendl (con 19).
Y no sólo eso. Si elimina a Roddick, el helvético será el primer hombre en la Era Open que gana 11 torneos en hierba, habiendo igualado en el 2008, en Halle (Alemania), los 10 del estadounidense Pete Sampras.
Pero los alicientes de Federer para no fallar en la "Catedral" continúan, ya que en la que será su séptima final consecutiva en esa pista, si lograra una sexta corona de Wimbledon se pondría a la par de William Renshaw y el mencionado Sampras, (estos últimos lograron siete en este "grande").
Esta mañana, en un encuentro con la prensa en el All England Club, el suizo elogiaba el servicio del otro finalista, un Roddick que tiene "un tenis peligroso, que juega con mucha fe, además de ser uno de los jugadores más consistentes en los últimos 5 años y que siempre está entre los top ten".
"Hemos jugado muchísimos partidos juntos, tenemos casi la misma edad y él ha vuelto a mejorar su tenis. Para mí será una buena prueba", comentaba con aparente calma el segundo favorito.
Federer, que enfatiza que se siente "muy ilusionado por estar en otra final", recordaba que la primera vez que se enfrentó al sexto cabeza de serie "fue hace 9 años y casi siempre -indica- nos encontramos en los 'grandes', excepto en Roland Garros. Siempre digo que su saque le convierte en un rival súper peligroso, sin importar la superficie".
Y no miente. El servicio de Roddick puede ser mortífero, pero en Federer no hay atisbos de fisuras. Y el número 2 está más calmado que nunca. Lo comentaba esta semana John McEnroe: "Cuando la mayoría de los tenistas te dicen que se relajan y salen a disfrutar, no te los crees. Con este tipo (por el suizo), sí".
Además del buen momento que atraviesa, la ventaja de Roddick podría ser, de nuevo, la de saberse "no favorito" con vistas a esta final del All England Club, la tercera para él en este torneo.
El americano, que barrió el viernes las ilusiones de todo un país al eliminar al escocés Andy Murray en la "Catedral" vuelve a contar con la ayuda del preparador Larry Stefanki y los diarios británicos se han rendido estos últimos días ante la eficiencia de los recursos a los que ha recurrido Roddick, que hace gala de "su mejor nivel en años, si no en toda su carrera".
Para estar aquí, el norteamericano, que juega su primera final en un Grand Slam desde el Abierto de EEUU en el 2006, ha tenido que borrar del cuadro al francés Jeremy Chardy, al ruso Igor Kunitsyn, al austríaco Jurgen Metzer, al checo Tomas Berdych, al australiano Lleyton Hewitt y al británico Andy Murray.
Con el Federer-Roddick, sin embargo, se mueve claramente en zona de peligro y quizá, como apunta hoy el diario británico "The Independent", tendrá que confiar en que el suizo, en esta ocasión, "no tenga el día".
A los que ya le descartan en su pulso ante el número 2, el sexto favorito quiere recordar que "no se llega a una final por accidente".
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