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Federer logra su primer Roland Garros tras derrotar a Soderling en tres sets

Con su triunfo en París ante Soderling por 6-1, 7-6 y 6-4, Federer iguala los 14 títulos del 'Grand Slam' de Pete Sampras y se convierte en el sexto jugador que lograr ganar los cuatro grandes en su carrera

PÚBLICO / AGENCIAS

Roger Federer al fin lo logró. Ya puede retirarse tranquilo. El día que lo haga regresará a su casa de Basilea y le contará a su hijo que está a punto de nacer que ganó en Roland Garros en la era en la que en la tierra batida reinaba un tal Nadal; que es de los pocos que ganó los cuatro torneos del 'Grand Slam' y que con su victoria en París igualó a Pete Sampras en el número total de 'Grand Slam' ganados, 14. 

Con Nadal fuera de combate, esta final se presentaba como la gran oportunidad del suizo para ganar, por fin, en París. No la desparovechó: pasó por encima de su rival en la final, el sorprendente Robin Soderling, al que derrotó por 6-1, 7-6 (1) y 6-4, en una hora y 55 minutos.

Con esta victoria, en su 19 final de Grand Slam, Federer de 27 años, iguala los 14 títulos grandes del estadounidense Pete Sampras y se convierte en el sexto jugador que lograr ganar los cuatro 'majors' en su carrera, aunque en su caso en diferentes años. Federer ha ganado tres Abiertos de Australia (2004, 2006 y 2007), cinco Wimbledons (2003-2007), cinco Abiertos de EE.UU., para ganar por primera vez en su carrera el torneo de Roland Garros.

Federer, número dos del mundo, se puso a la altura de tenistas como Rod Laver, Andre Agassi o Fred Perry y entró en la historia del deporte de la raqueta tras firmar el triunfo soñado, el que nunca hubiera imaginado mientras que Rafa Nadal estuviera en el circuito.

El helvético, hundido al comienzo de la temporada tras su eliminción en Indian Wells, su tropiezo en Roma y su primer asalto perdido con Nadal en Australia, recuperó su esencia en la superficie que menos lo esperaba, aquella que condenó su reinado en el mundo del tenis tras la aparición del manacorí. Pero dudas al margen, Federer logró en la Philippe Chatrier un triunfo de justicia.

El de Basilea barrió a su rival en casi dos horas de partido y no le dio pie a la reacción tras su arrollador comienzo. Federer rozó la perfección ante un rival no acostumbrado a vestir semejantes galas. Lo cierto es que parecía un partido de una de las primeras rondas, a pesar del sensacional torneo que ha firmado el sueco --hasta esta semana vigésimo quinto jugador del planeta-- que apartó del camino a Nadal, Davydenko y González. Sin embargo, Soderling se llevó una buena reprimenda en la primera manga: 6-1-

En el segundo set no hubo roturas. Cada uno de los oponentes guardó su servicio y Soderling dejó ver algún derechazo que tan buen resultado le dio ante Nadal. No obstante, el jugador sueco no encontró el camino que había cogido durante las dos últimas semanas. Así, la manga se fue hasta el 'tie-break', donde Federer le dejó en la estacada (7-1).

No había dudas, el suizo --cargado de elegancia-- llevaba las pelotas a la escuadra y movía sus pies como un bailarín. Un ejercicio lleno de plasticidad, no sólo para los amantes del tenis. Así que con la alfombra roja para el que fuera número uno del mundo, Federer venció en el tercero por 6-4 con idéntica facilidad que en el resto del envite. Saldó su deuda personal sobre la arcilla parisina y venció el único 'grande' que no tenía en sus vitrinas. Federer, que todavía tendrá la espina de no haber ganado a Nadal, agrandó su currículo, su historia y, por supuesto, su orgullo.

“Federer es el que más se lo merece”. Desde su casa de Mallorca, Rafael Nadal, el rival más potente del suizo, homenajeó después del partido la gesta conseguida. Esta vez el español no estaba presente en París, aunque cuando sonó su nombre por megafonía el público, siempre hostil con Nadal, se acordó de él con una pitada. Las palabras de Nadal se sumaban a las que poco antes había tenido Soderling sobre Federer. El sueco proclamó que su rival de ayer debe ser considerado como “el mejor jugador de todos los tiempos”. Sobre el partido reconoció que no pudo en ningún momento desplegar su juego sobre la pista. “Siempre que me enfrentaba a él me decía a mí mismo que había jugado muy mal. Ahora he aprendido que no era eso, es que él me hizo jugar mal”.

La alegría de Federer era completa. Al recibir la Copa de los Mosqueteros resaltó que “sienta muy bien estar por fin en el podio como ganador” en referencia a sus tres derrotas en París de los años previos. Y recalcó que lo que había pasado instantes antes sobre la pista había sido para él un “momento mágico”. 

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