Este artículo se publicó hace 16 años.
Federer sella su venganza olímpica
A pesar de que después de aquél contratiempo, hace cuatro años, en la segunda ronda de Atenas 2004, Roger Federer superó en cinco ocasiones al checo Tomas Berdych, el suizo no saldó su particular venganza, olímpica, hasta hoy, cuando batió al centroeuropeo en un escenario como Pekín 2008.
Roger Federer cerró los puños y miró al palco de la pista principal del Centro Olímpico de la capital china. Había cumplido con la misión. Había sellado su revancha en hora y media de partido (6-3 y 7-6 (4).
En ese momento Berdych se marchó cabizbajo. Asumiendo su derrota y su inferioridad. Por el desprecio a un puñado de ocasiones para poner en aprietos al aún número uno del mundo. Y plagar su ánimo de la angustia que parece que le invade por dentro.
Federer ha encontrado un apoyo en el torneo de Pekín y no está dispuesto a desperdiciarlo. Aunque asuma que su tenis no es el mejor. Y que aún le falta.
Pero dada la situación, su inminente claudicación desde la cima del ránking, donde será reemplazado por el español Rafael Nadal, y los nuevos vientos que parecen soplar en el mundo de la raqueta, se resiste a dejar pasar la ocasión de fijar su nombre en el olimpo.
Roger Federer apenas ha alimentado su currículo en el 2008. Las victorias en Estoril y Halle son un bagaje escaso, insignificante, dentro de un historial tan magno. Pekín es una salida. Y después el Open USA y la Copa Masters. Aún ve tiempo el suizo para dar algo de resplandor al curso.
A Berdych le faltó confianza. Aquél triunfo de Atenas le sobrepasó. Lejos de estimularle, no ha dejado de mantener el respeto a su rival. Le tembló el pulso cada vez que afrontaba una situación determinante que llenara de aprietos al aún número uno del mundo.
La reacción del principio resultó ficticia. Berdych se rehizo al fulgurante comienzo de Federer y neutralizó su 2-0. Después jugó con desparpajo pero no exprimió los fallos del helvético, que rompió en el octavo y se apuntó el primer parcial.
Lejos de asustarse el checo rememoró los momentos de Atenas. Cuando también cedió el set inicial pero dio la vuelta al partido. Careció de convicción en esta ocasión. Y dejó escapar el 3-0 con el que se encontró de pronto. Igual que en el 'tie break', donde cedió su ventaja, saque en mano y tiró el partido.
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