A Feijóo se le gafan sus gurús económicos

Al candidato del PP de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, le sonríen las encuestas, que le sitúan al borde de la mayoría absoluta, pero no ha tenido tanta suerte con el motor económico que diseñó para hacer frente a la crisis en caso de llegar a la Xunta.

Tres nombres Luis Carrera, Pedro Arias y Pedro Puy conformaron al principio un cartel de renovación en el que se conjugaban experiencia académica, financiera y empresarial. En el camino quedaba el ex conselleiro de Economía, José Antonio Orza, que no repitió en las listas por A Coruña.

Arias dijo que Sebastián sufría «subnormalidad mental»

Pero Carrera, número uno por Ourense, se descolgó del equipo poco antes de arrancar la campaña electoral. El fichaje estrella de Feijóo al estilo de Manuel Pizarro para Rajoy fue apartado del PP por irregularidades en el pago de impuestos. El ex director adjunto de Caixanova admitió que no había declarado a Hacienda una comisión de 240.000 euros que recibió por asesorar a un banco portugués y que le fue ingresada en una cuenta del paraíso fiscal de las Islas Caimán.

Aunque Carrera terminó por regularizar su situación con el fisco, el presidente de los conservadores gallegos lo destituyó reconociendo que había sido un "error". No tardó ni 24 horas en hacerlo. PSE y BNG lo aprovecharon para poner en duda la fiabilidad del partido. Y el PP lo rentabilizó como el "efecto Feijóo": poniéndolo como ejemplo de la forma que tendría de gobernar su líder.

Sin embargo en la memoria colectiva se quedó grabada una frase de Feijóo refiriéndose a Carrera: "Quiero que el dinero de los gallegos esté en buenas manos". Era el día de la presentación de su candidato y no escatimó elogios hacia él. Aún no había llegado el momento de pensar en un tierra tragamé.

Pedro Puy, asesor de Feijóo, se ha convertido ahora en un referente

Feijóo sufrió un gran revés. Pero no ha sido el único. El líder del PP de Galicia también ha tenido que ver cómo su número dos por A Coruña, Pedro Arias, se convertía, durante todos estos días, en foco de atención. Primero por decir que el ministro de Industria, Miguel Sebastián, sufría un estado de "subnormalidad mental" por proponer la compra de productos españoles para hacer frente a la recesión. Después, por proponer el despido libre y un ERE en la Xunta. Y, por último, al hacerse públicas unas fotos suyas en las que aparece desnudo en su juventud. Arias fue un activista reconocido de Coordinadora Nudista Ecológico Radical que, en la década de los 80, protagonizó varios actos reivindicativos.

Ante este panorama, se llegó a comentar que el PP había apartado de primera línea política a este profesor de Teoría Económica en la Universidad de Santiago, que estuvo afiliado al Partido Comunista y fue concejal del PSOE con Francisco Vázquez.

Los conservadores lo niegan tajantemente. Y para probarlo, Feijóo le arropó hace unos días en una comida con medio centenar de jóvenes empresarios. En este encuentro, el jefe de la oposición en Galicia sólo tuvo buenas palabras para él y le agradeció su colaboración en la elaboración del programa económico del partido.

A pesar de ello sigue chocando que, a un debate que se celebró hace unos días con los responsables económicos del resto de formaciones políticas, el PP enviara a Pedro Puy en su lugar. Precisamente este último es el único de los tres mosqueteros que no ha fallado nunca a Feijóo.

El sobrino de Fraga, es una persona de su absoluta confianza. Llevan años trabajando codo con codo. Siempre en la trastienda, Puy fue uno de los asesores del líder gallego cuando se abordó la reforma del Estatuto de Autonomía de Galicia.

Ha sido conselleiro de Contas. Y ahora forma parte de las listas conservadoras por A Coruña. En el PP sólo se oyen buenas palabras de él. Resaltan su "capacidad de trabajo y gran valía". Algunos, ya puestos en comparaciones, dicen que para Feijóo desempeña un papel similar al que puede tener Cristóbal Montoro dentro del PP nacional.

Con dos de sus tres gurús gafados, Feijóo inicia la recta final. En todos sus mítines no deja de proponer rebajas de impuestos ni de anunciar que su primer objetivo será la lucha contra el paro creciente. Todo gira entorno a la crisis económica. Pero, a día de hoy, aún no tiene una cara definida para ocupar la conselleria en cuestión.

Cuando le preguntan por ello agradece el interés. "Ya me dan por ganador", bromea. Pero rehuye dar un nombre. "Hay varias posiblidades. Al final concretaremos", dijo hace unos días en Vigo. Lo único que adelantó fue que "será mejor que el que tenemos en este momento en el Partido Socialista que ni siquiera va en las listas".