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La feria de arte Frieze trata de desafiar a la crisis económica

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La feria Frieze, de Londres, dedicada a las nuevas tendencias en el arte, abrió hoy sus puertas a un público invitado de marchantes, galeristas y coleccionistas en medio de la incertidumbre sobre qué repercusión tendrá la crisis actual en el mercado.

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"Tenemos algo más miedo que otras veces, pero también esperanza", dijo a Efe la veterana galerista española Juana de Aizpuru, quien señaló la fuerte presencia de visitantes alemanes este primer día en la feria, lo que se debe, entre otras cosas, al hecho de que el Deutsche Bank es su principal patrocinador.

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Ciento cincuenta y dos galerías, entre ellas cinco de Brasil, tres españolas y una argentina, además de un stand del MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León), exponen las obras de más de mil artistas de todo el mundo.

La variedad del arte actual es asombrosa y aun desorientadora, y resulta imposible observar tendencia alguna a la vista de lo que se muestra en Frieze.

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Hay, por ejemplo, piernas que salen de la pared sosteniendo un ancla, hombres de Marlborough y capós de coches pintados por Richard Prince, un arquero sin cabeza (Yinka Shonibare) y hasta una tela de araña de metal refulgente colgada en una esquina.

No faltan una pila de guantes sobre un pedestal, cuadros de papagayos de vivos colores, una batería antiaérea, un espejo hecho de pequeños octógonos (Anish Kapoor) y autorretratos fotográficos de Cindy Sherman en pose de duquesa rusa o disfrazada de muchacha punk.

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Hay también algún Baselitz y Tapies, varios Alex Katz, fotografías de Andrea Gursky y Thomas Ruff y por supuesto pueden verse también las figuras tipo muñecas de Julian Opie, las caricaturescas de George Condo o los luminosos de Jenny Holzer con sus letras que corren continuamente y dicen verdades de Perogrullo.

Pueden verse pulpos hechos con tiras de neumáticos, bicicletas estáticas y esqueletos bailando con coronas de flores rojas en sus cráneos desnudos, que evocan más las florituras del Art Nouveau que las impresionantes danzas de la muerte medievales.

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Todo, incluso lo que quiere simbolizar la muerte, es aquí brillante, lustroso, casi de diseño, y no desentonaría en el gran "hall" de un hotel, en un banco o en una oficina de Wall Street y de la City de Londres.

Entre las galerías españolas, Pepe Cobo ha traído un proyecto homogéneo bajo el lema de "La hendidura del tiempo" con obras de artistas que van desde Cristina Iglesias, Juan Muñoz, Warhol, Mapplethorpe o Baldessari hasta Sophie Calle o Naoto Kawahara.

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Helga de Alvear presenta, entre otras piezas, fotos de Santiago Sierra en torno a las personas sin techo de Helsinki mientras que Juana de Aizpuru ha traído al conocido artista conceptual Joseph Kosuth, fotografías de Alberto García Alix y un abstracto de Wolfgang Tillmans.

El MUSAC, de León, participa con tres "performances": en la bautizada "Los Romeos", de Dora García, unos supuestos conquistadores deambulan por los pasillos de la feria para intentar "ligar" con miembros del público que sabe que aquéllos andan sueltos, pero no quiénes son.

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Otra performance, "Momentos de Intensidad", de Marc Vives y David Bestué, se basa en la interacción con las obras de arte y las instalaciones de la feria, mientras que "Art Ringtone", de Carles Congost, consiste en un tono de teléfono móvil en ritmo de rap que se puede descargar al entrar en la feria.

En la galería brasileña "A Gentil Carioca", de Río de Janeiro, Laura Lima presenta una de sus "performances" en la que un alfarero moldea vasijas de barro, mientras que "Vermelho", de Sao Paulo, expone, entre otros, a Marilá Dardot, una artista que juega con obras literarias: desde "Rayuela", de Cortázar, hasta el "Ulises", de Joyce.

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"Casa Triángulo" ha traído fotografías de lugares abandonados de Rubens Mano, así como otras en blanco y negro de Mauro Restiffe junto a obras de Lucia Koch mientras que Luisa Strina presenta, entre otros artistas, a Cildo Meireles, en coincidencia con la retrospectiva que le dedica actualmente la Tate Modern.

Uno de los proyectos más originales y que más fuertemente contrastan con el lustre de toda la feria corresponde a la galería argentina "Appetite", de Daniela Luna, cuyos artistas se dedican a recoger toda la basura -vasos de papel, botellas vacías- que generan los participantes y visitantes de Frieze.

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La galerista, que acaba de abrir un espacio en Nueva York, dijo que esa instalación de desperdicios está también a la venta.

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