Este artículo se publicó hace 16 años.
Fernando Delgado cree una idiotez la idea de que una imagen valga más que mil palabras
El periodista y escritor Fernando Delgado afirmó hoy que hay dos "idioteces" muy extendidas, la primera de ellas que una imagen valga más que mil palabras y la segunda llamar "caja tonta" a la televisión.
Con motivo de su presencia en la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria, Delgado rechazó la extendida creencia sobre la supremacía de la imagen sobre la palabra y subrayó que se piensa con las palabras y quien habla mal, piensa mal.
Lo "fecundo" es el pensamiento y éste hay que verbalizarlo, apostilló.
Por otra parte, considerar "caja tonta" un invento tan "extraordinario" como la televisión es erróneo toda vez que ha contribuido a transformar conductas y la cultura, y a que el lenguaje de los niños sea más rico y fluido, si bien es cierto que como medio de masas hace "muy poco frente a lo que podría hacer".
Así, con respecto a las nuevas tecnologías, recordó el temor que produjo que la llegada de la televisión restara lectores, lo que se podría producir por su mal uso y, en cualquier caso, exclamó "bendita tecnología".
Desde el punto de vista del escritor es una "maravilla" tener ordenador, pues se trata de un instrumento que sirve de gran ayuda, que permite correcciones y archivos, y, en definitiva, contribuye a la calidad literaria.
Desde el punto de vista del lector, las tecnologías e internet no tienen por qué alejar de la lectura, por el contrario, existen clubes de lectores en la red, aunque es posible que en el futuro haya que acostumbrarse a los libros electrónicos, algo que vio más propio de futuras generaciones.
Más que la influencia de las nuevas tecnologías, prosiguió, le preocupa la evolución social, los valores cívicos y la irresponsabilidad de los padres, que pretenden que sus hijos lean sin servir de ejemplo.
"Todos quieren niños modelos" que lean pero sin ponerse a leer ellos mismos.
En este sentido, añadió que la literatura precisa más esfuerzo que cualquier otra área creativa, pues es más sencillo acudir a una exposición pictórica, al cine o a un concierto que leerse un libro, algo que a veces no hace ni la familia o los amigos del escritor.
De hecho, la infancia de cualquier persona está plagada de dibujos y música, pero hay quien crece sin haber leído.
En su caso, el primer libro que se leyó fue "Cuentos de Navidad" de Charles Dickens, que para él supuso un "descubrimiento del mundo", aunque también le entusiasmó "La montaña mágica" de Thomas Man, mientras "Cien años de soledad", de Gabriel García Márquez, produjo le la experiencia de no poder soltar el libro hasta acabarlo.
Sobre su obra "Parece mentira" explicó que va más allá de una crónica política, pues su anterior libro era una recopilación de artículos, pero en este caso es una crónica contextualizada, lo que lo convierte también en una crónica social con capítulos dedicados a la mentira, la iglesia o la fotografía.
Con el material que ha recopilado en los últimos años continuará con la escritura de libros, pues la historia también se forja en las hemerotecas, y uno de los próximos tiene como título provisional "Del brazo de Judas" y versa sobre el papel de la jerarquía eclesiástica en la sociedad española.
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