Este artículo se publicó hace 15 años.
El Festival de Glyndebourne celebra con óperas barrocas sus bodas de platino
El festival inglés de Glyndebourne, auténtica cantera de futuras estrellas internacionales del mundo operístico, celebra este año con dos óperas barrocas, entre otras importantes producciones, su 75 aniversario.
Dos alemanes fueron sus primeros responsables: Carl Ebert, como director artístico, y Fritz Bush, especialista de Mozart y todo el repertorio alemán, como su primer director musical.
Este último cargo lo ocupa desde el 2001 el maestro ruso Vladimir Jurowski mientras que el británico David Pickard es actualmente su director general tras haber trabajado con la Orchestra of the Age of Enlightenment.
En declaraciones a Efe, Pickard señala lo que distingue a Glyndebourne de otros festivales de música: en primer lugar, dice, la belleza natural del entorno, ya que está situado en un pintoresco lugar de la campiña de East Sussex, en el sureste de Inglaterra.
Los asistentes a sus representaciones aprovechan siempre los entreactos para hacer sus picnics, vestidos con esmoquin y traje de noche, en medio de la naturaleza.
Otra gran ventaja, desde una perspectiva artística, es el tiempo que se dedica a los ensayos, muy superior, dice Pickard, al de otros festivales, lo que permite desarrollar una fuerte ética del trabajo y permite además prestar atención a todo tipo detalles: desde el vestuario hasta los decorados.
Pero Glyndebourne es también, agrega su director artístico, un festival en el que se "descubre" continuamente a artistas y se les ayuda a desarrollar su talento, motivo por el que atrae a los jóvenes.
"No pagamos honorarios tan altos como otros festivales y nuestros artistas tienen que dedicar mucho más tiempo que en otros lugares a preparar sus roles", explica Pickard.
Sin embargo, por aquí pasaron, al comienzo de sus carreras, estrellas como Luciano Pavarotti, Rberto Alagna, Rolando Villazón o Renée Fleming.
Otros grandes nombres asociados al festival son, por ejemplo, Teresa Berganza, Montserrat Caballé, Felicity Lott, Fredericka von Stade, Mirella Freni, Barbara Fritoli, John Tomlison o Janet Baker.
Del coro de Glyndebourne han salido además muchos solistas, que han hecho luego importantes carreras internacionales, dice Pickard.
Glyndebourne se labró su fama con las representaciones de las óperas de Mozart, en las que sigue estando especializado el festival, aunque este año, curiosamente, no se haya incluido en el programa ninguna obra del genio de Salzburgo.
"A cambio tenemos dos óperas barrocas", dice Pickard: "The Fairy Queen", de Henry Purcell, y "Giulio Cesare", de Georg Friedrich Händel, compositores ambos cuyos aniversarios se celebran este año.
La primera es una nueva producción bajo la dirección escénica de Jonathan Kent y la musical de William Christie, que estará al frente de la Orchestra of the Age of Enlightenment, y la segunda, a cargo también de la misma orquesta, bajo la batuta de Laurence Cummings, y la dirección escénica de David McVicar.
Pero el programa de la temporada, que va del 21 de mayo al 30 de agosto, es muy variado ya que incluye también "Falstaff", de Verdi, una nueva producción de "Rusalka", de Dvorak, con Ana María Martínez, que debuta en Glyndebourne, "L'elisir d' Amore", de Donizetti, y "Tristan e Isolda", de Wagner, con Jurowski al frente de la London Philharmonic Orchestra.
El director artístico del festival explica a Efe que Glyndebourne quiere atraer a una audiencia más internacional, sobre todo gracias a la posibilidad de comprar las entradas por internet, en www.glyndebourne.com., y al hecho de que la actual debilidad de la libra frente a otras monedas le hace más asequible.
En Estados Unidos existe ya una asociación de amigos de Glyndebourne, y a David Pickard le gustaría que surgiesen otras similares en países europeos como Alemania, Francia, España o Italia.
Glyndebourne tiene un presupuesto de 20 millones de libras (cerca de 22 millones de euros) y, si se exceptúa su gira anual por varias ciudades del país, que está subvencionada con dinero público, el festival se financia exclusivamente con sus ingresos por taquilla o la venta de discos compactos y DVD de sus producciones.
Joaquín Rábago
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