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Flórez vuelve triunfante a Covent Garden en una ópera de Rossini

EFE

Juan Diego Flórez ha vuelto triunfante al Royal Opera House londinense con una de las óperas menos representadas de Rossini, "Matilde di Shabran", en la misma producción que se estrenó en el 2004 en el festival italiano de Pesaro.

Flórez es sin duda un favorito del público del Covent Garden como lo demuestra el hecho, prácticamente insólito, de que fuera aplaudido la pasada noche nada más aparecer en escena y sin que hubiese salido aún un sonido de su boca.

El tenor peruano interpreta a una especie de tiranuelo, personaje de cartón piedra como casi todos los de esta ópera que se define como semibufa o semiseria, pero que desde el punto de vista dramático parece puro teatro de polichinela.

Su personaje, Corradino, es un tipo cruel y misógino, que no soporta la mera visión de una fémina, pero que se convierte de la noche a la mañana en un títere borracho de amor nada más conocer a la heroína del título, una coqueta convencida del poder que tiene por su simple condición de mujer.

Hay por medio una intriga mínima, la urdida por la tan pomposa como pérfida condesa d'Arco, que ve de pronto en Matilde a una inesperada rival, y completan el trío principal un estúpido poetastro itinerante llamado Isidoro y un joven (Edoardo) injustamente encarcelado por Corradino y separado de su padre.

La historia que cuenta el libreto de Jacopo Ferretti resulta sencillamente ridícula y es un simple vehículo para la brillantez musical del compositor italiano. Y desde este punto de vista al menos, "Matilde di Shabran" es un auténtico tesoro.

Un tesoro bien servido por la impecable ejecución musical del maestro Carlo Rizzi y un elenco de grandes voces que acompañan a Flórez, especialmente la soprano polaca Aleksandra Kurzak, en el papel protagonista, la mezzo búlgara Vesselina Kasarova como Eduardo, o el barítono italiano Alfonso Antoniozzi (Isidoro).

Flórez borda desde el punto de vista vocal el personaje con el que debutó en el mundo de la ópera en 1996 en el festival Rossini de Pesaro.

Tiene el tenor peruano, además de una voz de una gran claridad tímbrica y elegancia en el fraseo, una técnica fabulosa a la hora de disparar como una ametralladora las difíciles coloraturas.

Si una pequeña pega pudiera ponérsele es que sobreactúa de forma tan caricaturesca el personaje de Corradino que le da un carácter demasiado monocorde -tal vez buscado deliberadamente por el director de escena- en el larguísimo y exigente primer acto.

Es, sin embargo, en los pasajes más lentos y líricos del segundo acto, en los que la comedia adquiere de pronto unos tintes más serios, donde el joven tenor peruano demuestra la gran amplitud y expresividad de su paleta, donde convence totalmente con su técnica y donde logra emocionar, y no sólo encantar, a la audiencia.

Aleksandra Kurzak convence también totalmente tanto desde el punto de vista dramático como por su gran técnica vocal en el papel de la coqueta y hábil Matilde, la única mujer capaz al parecer de derretir hasta el corazón de hierro de Corradino.

Pero aunque tenga un menor protagonismo, la mezzosoprano Vesselina Kasarova, dotada de una voz tan potente como oscura, ofrece algunos de las mejores arias la ópera de Rossini en su debut en el papel de Edoardo.

"Matilde di Shabran" no es, sin embargo, una ópera de arias y cavatinas, sino sobre todo de fabulosos conjuntos vocales- de dúos a sextetos- y, desde el podio, el maestro Rizzi consigue una gran coordinación y un hermoso equilibrio entre todos los intérpretes.

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