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Fotografías para desenterrar la injusticia

El libro ‘La memoria de la tierra’ rescata en imágenes las fosas de la Guerra Civil

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Eloy Alonso no conoció a su abuelo antes del año 2000, cuando vio por primera vez una foto suya. No era un clásico retrato sino una huella dactilar azul; el abuelo no sabía escribir y así los nacionales le hicieron firmar, en 1938, su propio acta de muerte. El franquismo asesinó en silencio y con toda impunidad a unas 140.000 personas, olvidadas por la historia en fosas comunes. Es precisamente para no olvidar y “hacer justicia” que los fotógrafos Eloy Alonso y Clemente Bernad acompañaron con sus cámaras las labores de exhumación de víctimas de la represión franquista.

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Cuesta no emocionarse tras ver el resultado: La memoria de la tierra (Tébar) es un libro que refleja las palabras de Bernad cuando dice que “ya es tiempo de mostrar, tenemos la obligación de sacar las cámaras”. La mayoría de las imágenes ilustran la cruda realidad de una guerra: esqueletos montados los unos encima de los otros, algunos conservan unos objetos como anillos.

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Tras conocer a su abuelo casi 70 años después de su muerte, Alonso decidió “abrir la historia”. “Como fotoperiodista, quería documentar cómo se llevan a cabo esas labores desde un punto de vista científico, y ver también lo que suponen para los familiares”, explica. Las más de 90 imágenes del libro siguen cada paso de los forenses, desde la localización de la fosa hasta el reconocimiento de las víctimas. Y retratan el dolor de familias angustiadas, aliviadas.

“Este trabajo tiene para mí un interés personal y fotográfico”, comenta Bernad, “porque la fotografía y la Guerra Civil van unidas”. “El fotoperiodismo alcanzó su mayoría de edad con aquellos profesionales como Robert Capa, que estuvieron aquí hace 70 años”, apunta. Bernad deja entender que así se cierra un ciclo.

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Ambos fotógrafos aseguran no haber tenido ninguna dificultad para trabajar. “La gente busca luz, justicia. Debemos entonces trabajar de manera coherente. No hay otra manera de hacerlo que sacando fotografías cuerpo a cuerpo”, explica Bernad.

Eloy Alonso también tuvo un tío falangista, un hecho que ilustra a la perfección la división de España en el seno de una misma familia. Poco sabe de él, aunque tiene claro que su labor “es seguir la exhumación de la represión franquista porque son víctimas olvidadas”. Mientras los nacionales muertos en combate recibieron los honores, “los otros ni figuran en los libros de historia”, recuerda el fotógrafo. Admira las decisiones del juez Garzón, aunque se “hubiera debido hacer justicia hace tiempo”.

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