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Francia acelera la búsqueda de las cajas negras del Airbus

Temor a que se agote el plazo para captar la señal sonora de los emisores

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La búsqueda de las cajas negras del Airbus que se estrelló en el Atlántico el 1 de junio con 228 ocupantes a bordo se ha convertido ya en la obsesión de todos los equipos de rastreo que trabajan en medio del oceáno. Así lo aseguró ayer la Oficina de Investigación y Análisis francesa (BEA), el organismo encargado de coordinar las pesquisas técnicas que provocaron el siniestro.

Para la BEA, del hallazgo o no de estos dispositivos de registro aeronáutico dependerá conocer las circunstancias en las que el AF447 se precipitó contra el mar.

La labor no está siendo fácil. Los equipos de búsqueda se limitan a rastrear el abrupto fondo marino con la esperanza de captar la señal sonora que generan los emisores con los que están equipados las cajas negras y que no es muy superior al ruido que produce un pequeño martilleo contra el suelo. Pero este sonido dejará de emitirse el 31 de este mes cuando está previsto que concluya su ciclo de vida.

Si no localizan las cajas antes de esa fecha, 'las esperanzas de encontrar los disposivos e incluso el avión se reducirán mucho', afirmó el director del BEA, Paul-Louis Arslanian.

Dos remolcadores franceses equipados con unos potentes hidrófonos prestados por el Pentágono sumergidos en el mar a seis kilómetros de profundidad trabajan a destajo día y noche. A ellos se suman los radares del submarino nuclear francés Emeurade. Los investigadores han acotado la zona de rastreo de 80 kilómetros de diámetro bautizada como 'zona de máxima probabilidad'. Se trata de un área confeccionada en base a la trayectoria que seguía el avión hasta que se perdió su rastro y la zona donde se han hallado los principales restos del avión.

Sin embargo, la investigación no está exenta de polémicas. Ayer, el director del BEA no dudó en lanzar andanadas contra los responsables brasileños por negarle el acceso a las autopsias. Para Arslanian, esta información es 'de suma importancia' para seguir encajando las piezas de un puzzle que, por ahora, sigue siendo imposible de reconstruir. En los análisis forenses hay médicos franceses adscritos a la investigación judicial pero no a la técnica que realiza el BEA.

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