Este artículo se publicó hace 15 años.
Francia compensará a las víctimas de pruebas nucleares
El Gobierno francés compensará a las víctimas de las pruebas nucleares que desarrolló en el Pacífico sur y el Sahara, y por primera vez ha reconocido formalmente una relación entre las explosiones y las enfermedades sufridas por soldados y civiles.
El ministro de Defensa, Hervé Morin, dijo el martes a la prensa que Francia llevó a cabo las pruebas del modo más seguro posible, y que las necesitó para construir una fuerza disuasoria nuclear creíble y nacer como potencia nuclear mundial.
"Trece años después del final de las pruebas en el Pacífico (...) es hora de que nuestro país esté en paz consigo mismo, gracias a un sistema de compensación y de reparación de los daños que se sufrieron", manifestó en una rueda de prensa.
Algunos veteranos que trabajaron en las pruebas en Argelia y en los atolones de la Polinesia francesa en el Pacífico han contado que se les ordenó tumbarse y taparse los ojos durante las explosiones, y que no llevaban nada más que pantalones cortos y camisetas.
A varios se les ordenó conducir o navegar hacia las zonas de las explosiones inmediatamente después para estudiar el impacto.
Durante mucho tiempo, el Estado francés se negó a reconocer oficialmente un vínculo entre sus pruebas atómicas, que concluyeron en 1996, y las enfermedades que afligen a algunos de los 150.000 empleados civiles y militares que estuvieron en las pruebas.
"La carga de la prueba se modificará: las víctimas ya no tendrán que probar que su enfermedad es debida a las pruebas nucleares, sino que será el Estado el que tendrá que demostrar que no lo son", dijo Morin, citando los principios del plan propuesto de compensaciones.
Además indicó que estas no dependerán de si las víctimas son personal civil, militar o residentes en las zonas de las pruebas, y que se aplicarán a todas las nacionalidades.
COMISIÓN INDEPENDIENTE
Francia llevó a cabo un total de 210 pruebas nucleares, en Argelia entre 1960 y 1966, y luego en la Polinesia francesa en el océano Pacífico entre 1966 y 1996.
en el primero se detonó una bomba más fuerte que la que se lanzó sobre Hiroshima.
"Estamos satisfechos, sobre todo por el reconocimiento de lo que causó estas enfermedades, que hasta ahora nunca se había puesto por escrito", dijo Verger a los periodistas en el exterior de la sede del ministerio.
El Gobierno ha destinado una cantidad inicial de 10 millones euros para el programa.
Una comisión independiente de médicos analizará las reclamaciones actuales y las que se puedan presentar, incluyendo las que se refieren a daños "morales o estéticos", explicó Morin. Los médicos tendrán acceso a todos los archivos sobre las pruebas y su impacto.
El personal y los habitantes de las zonas próximas a los ensayos han pasado años quejándose de problemas de salud, como leucemia y otras formas de cáncer, y los activistas han denunciado el programa de pruebas desde hace décadas.
Además, ha habido numerosos casos judiciales. En el último, celebrado el pasado febrero, 12 antiguos soldados con enfermedades graves llevaron su petición de compensaciones ante un tribunal de apelación en París para intentar obligar al Gobierno a admitir un vínculo con las pruebas. El caso sigue abierto.
Morin no quiso contestar a preguntas sobre la historia de los ensayos.
"Es una página. La hemos pasado. Estamos escribiendo una nueva", manifestó.
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