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"El fraude electoral de Ortega es el mejor documentado de América"

El periodista nicaragüense acaba de recibir el IV Premio Casa América de Catalunya a la Libertad de Expresión

DAVID MIRÓ

Carlos Fernando Chamorro lleva el periodismo en la sangre. Este nicaragüense que acaba de recibir el IV Premio Casa América de Catalunya a la Libertad de Expresión tomó el oficio de su padre, Pedro Joaquín Chamorro, asesinado en Nicaragua durante la dictadura de Anastasio Somoza.

De su madre, Violeta Barrios de Chamorro, ex presidenta de la República, heredó el activismo político. La clave del periodismo es, para él, la crítica y la autocrítica.

Afirma que se autocensuró en el pasado y no volvería a hacerlo. ¿Por qué entonces lo hizo y ahora no?

El contexto es diferente. En Nicaragua, en 1979, se produjo una revolución. Yo me involucré como ciudadano, como sandinista, como periodista. La visión que teníamos es que había una causa más grande que nosotros: el proyecto de transformación de la sociedad nicaragüense. Nuestras obligaciones como periodistas se subordinaban a veces a esa causa, para defender a un Estado que estaba siendo acosado por una guerra externa, por un proyecto de desestabilización lanzado desde Estados Unidos. Renunciábamos en determinadas ocasiones al rol de fiscalización del Estado que nos correspondería hacer como periodistas. La lección que aprendí fue que esas son circunstancias únicas. En las circunstancias actuales, no hay ningún elemento capaz de justificar la autocensura.

¿Qué queda del sandinismo?

Queda un proyecto y una esperanza muy dispersas. Hay muchas personas en Nicaragua que se reclaman sandinistas y hay un grupo oficial, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que básicamente es una reconfiguración del sandinismo que responde más bien a una orientación caudillista de Daniel Ortega. Es decir, hay un sandinismo amplio y un orteguismo duro sometido a un alineamiento personalista del liderazgo que representa Ortega.

¿Cuál es la herenciadel sandinismo?

De la revolución y la transición se heredaron las instituciones como el Ejército y la Policía, instituciones en las que la sociedad confía. Se heredó también la democracia electoral. Cuando el FSLN pierde las elecciones de 1990, se instaura una época de alternancia en el poder. Desafortunadamente, esa herencia está siendo gravemente cuestionada con el fraude electoral que hizo Ortega el año pasado.

¿Está probado que hubo fraude electoral?

Quizá la novedad de este fraude electoral es que es uno de los que están mejor documentados en América Latina. Organizaciones de observadores electorales en Nicaragua han documentado que hubo un fraude en por lo menos 40 municipios. Muchas actas de votación no fueron transmitidas al Consejo Supremo Electoral. Hablamos de 120.000 votos. ¿Por qué puede probarse? Porque hay copia de las actas.

¿Se denunció?

Hay una denuncia encabezada por la Conferencia Episcopal compartida por la sociedad civil y grupos políticos. La gente salió a la calle a protestar, y hubo una represión violenta de los manifestantes. El fraude ha sido denunciado por la Unión Europea. El Gobierno se empeñó en imponerlo y asumir el coste político, como la congelación de la ayuda externa.

¿A qué se debe la polarización de la sociedad nicaragüense?

Al empecinamiento de Ortega de gobernar de esa forma, con una tendencia autoritaria, obsesionado en cambiar la Constitución para que eso le permita competir en una reelección presidencial consecutiva.

¿La reforma constitucional tiene algo que ver con lade Venezuela?

Hay grandes diferencias. Uno puede decir lo que quiera de Chávez, Correa o Morales pero, a fin de cuentas, ellos fueron elegidos por más del 50% de la población, y a partir de ahí trabajaron para el cambio constitucional. La diferencia es que el de Ortega es un gobierno minoritario, electo con el 38% de los votos. Y cuando en Nicaragua se habla de reformar la Constitución, no se piensa en una consulta a la población, sino en comprar la voluntad de un grupo de diputados para conseguir una mayoría en la Asamblea que apruebe la reforma. Si les gusta tanto la democracia directa, ¿por qué no le consultan al pueblo cosas como estas?

¿Está dañada la libertad de expresión en Nicaragua?

El Gobierno de Ortega dice que hay libertad de expresión porque se permite la crítica, no hay periodistas presos ni medios cerrados. Eso es cierto, pero no existe la libertad de prensa por una dádiva del Gobierno, existe porque los medios y la sociedad civil están luchando para mantener un espacio de bajo acoso y presiones del Estado. La libertad de prensa existe bajo intimidación.

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