Este artículo se publicó hace 16 años.
Freire dice que el desamor permite una gama de emociones más fuerte que el enamoramiento
La escritora Espido Freire ha afirmado hoy que le gusta más escribir sobre el desamor, ya que "da lugar a una gama de emociones mucho más ricas que la euforia y el enamoramiento".
Freire ha realizado estas declaraciones en una rueda de prensa que ha ofrecido esta tarde antes de intervenir en el ciclo de conferencias que ha programado "El Teléfono de la Esperanza" de Asturias en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo.
La escritora bilbaína se decanta por escribir sobre los desengaños antes que por el amor, que, ha dicho, "permanece constante", y prefiere hablar "de la apariencias, de lo que está debajo de lo que obviamente la gente puede ver, de las máscaras".
"En la mayor parte de las historias que yo he escrito por debajo del amor más grande hay grandes dosis de frustración y de idealización, de rabia y de odio, mientras que por el contrario en muchas historias del desamor está la nostalgia de un amor que no ha podido ser o está el pasado del tiempo, esa especie de erosión en la roca contra la que no hemos podido hacer nada", ha subrayado.
Ha apuntado que los "los límites son muy confusos" y ha descartado que las experiencias emocionales sirvan a la hora de escribir.
"Creo que existe mucho mito en torno a lo que es la inspiración y lo que un autor crea", ha reflexionado la novelista, que ha precisado que "en la mayor parte de las veces ni el amor ni el desamor sirven para otra cosa que para hacer a las personas felices o infelices".
"La creatividad no se tiene, se crea, se origina, y cuando se habla de ella dentro del arte la emoción tiene que parecer verdadera", ha aseverado.
Freire ha apuntado que a lo largo de los siglos ha habido tres grandes temas literarios que se han repetido una y otra vez: La muerte, la violencia y el amor, y el modo en que ese relacionan el uno con el otro y sus opuestos.
"Frente el amor, la pérdida del amor; frente a la muerte, la esperanza de la resurrección o la de una nueva etapa, y frente a la violencia, la manera de defenderse o enfrentarse a ella", ha matizado.
Se ha calificado como "narradora" y aunque se siente igual de cómoda escribiendo novelas y cuentos, ha mostrado su "debilidad" por los relatos cortos, que "dan mayor libertad" y en los que "hay menos que demostrar, aunque aportan más exigencia".
No obstante, ha recalcado que son dos géneros "muy distintos", la novela permite divagar, realizar una reflexión social o el reflejo de un tiempo histórico, mientras que el cuento es "necesariamente más personal e íntimo y refleja una realidad que necesariamente debe de ser impactante".
"El poder curativa de la palabra en el momento en el que algo se manifiesta cobra una realidad distinta, nos despegamos de ella y en el momento en el que alguien nos escucha se produce un acto casi chamánico de transición de ese dolor, de esa angustia", ha afirmado la escritora en referencia al trabajo que se realiza desde El Teléfono de la Esperanza.
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