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Froome reconoce que "a veces una afición se convierte en un sueño"

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El británico Christopher Froome (Sky) , se convirtió en el séptimo líder de la Vuelta a España al ser segundo en la contrarreloj de Salamanca, hecho que convirtió "un sueño en realidad" y producto de un trabajo y una afición que nació en Kenia, su país de origen.

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Froome, que destacó en el ascenso a La Covatilla al servicio de su jefe de filas y compatriota Bradley Wiggins, se encontró con la Roja, aprovechando una oportunidad que le brindó su equipo.

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"El equipo me dio libertad para disputar la contrarreloj y la hice a tope. Este maillot rojo para mi es un premio muy bonito", señaló.

A partir de ahora, y con cuatro etapas de montaña por delante, Froome acepta las dificultades para mantener la Roja.

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"Ahora será un problema defender la camiseta de líder porque quedan dos semanas muy difíciles" y aclaró que no habrá choque de intereses con Wiggins. "No habrá problemas porque él sigue siendo el líder", aseguró.

Froome nació en Kenia, donde su madre trabajaba como fisioterapeuta y pasó su infancia y adolescencia en Sudáfrica, cuando su padre estuvo trabajando en la "organización de eventos".

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En este país desarrolló su afición por la bicicleta. Para empezar cogió la de montaña y más tarde, influido por el esprinter surafricano Robert Hunter, probó la de carretera.

Su afición al ciclismo tuvo su base en la necesidad, pues en Kenia la bicicleta era un medio de transporte imprescindible para desplazarse. Luego, en Sudáfrica, explica el líder de la Vuelta, "descubrí el ciclismo y empecé a competir".

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Froome no se considera, de ninguna manera, un ciclista africano. "Tengo pasaporte británico desde 2008 y me he formado en Gran Bretaña", aclaró.

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