Este artículo se publicó hace 15 años.
Funes: un rebelde con causa justa
Se enfrenta a una oposición implacable, la del mal perdedor Arena, y a las dudas de buena parte de su propio electorado
"Es la noche más feliz de mi vida, y quiero que sea también la noche de la más grande esperanza en El Salvador". Estas fueron las primeras palabras pronunciadas por Mauricio Funes tras conocerse su ajustada victoria en las elecciones presidenciales de El Salvador.
Era lógico. Veinte años ininterrumpidos de gobierno derechista en un país destruido por el hambre, la riqueza obscena de unos pocos, el clientelismo secular y el analfabetismo infame era como para dar saltos mortales de alegría. Pero la tarea que aguarda a este periodista de 49 años no será nada fácil. Funes se enfrenta a una oposición implacable, la del mal perdedor Arena, y a las dudas de buena parte de su propio electorado, históricamente revolucionario y poco comprensible con los edulcorantes políticos de la izquierda moderada latinoamericana.
Pero el ya presidente electo de El Salvador tiene algunas batallas ganadas. En primer lugar, nadie podrá acusarle jamás de paracaidista en el FMLN. La guerra que asoló este país centroamericano durante 12 años, dejó su muesca en la memoria de Funes. Su hermano fue asesinado por la Policía Nacional por defender las demandas estudiantiles. El propio Mauricio abandonó sus estudios para alfabetizar a decenas de campesinos sin recursos. Ya en pleno conflicto, siguió contracorriente. Desde su programa Entrevista al día en el Canal 12 y como corresponsal de la CNN desafió al poder militar al convertirlo en plataforma libertaria de ideas. Sin censuras y con rigor, Funes se labró un prestigio que ahora ha dado sus frutos.
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