Este artículo se publicó hace 16 años.
Un futbolista excesivo
Cristiano Ronaldo es portento físico, precisión y orgullo, todo en uno
Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro, de 23 años, no debe su segundo nombre al inigualable goleador brasileño que, casualmente, lució antes que él la camiseta número 9 del Madrid. Su padre se lo puso en honor al ex presidente norteamericano Ronald Reagan, al que admiraba. La turística isla de Madeira donde nació se le quedó pequeña muy pronto. Cristiano siempre fue un prodigioso compendio físico y técnico. Una fuerza de la naturaleza, rocoso y veloz a la vez, con regate eléctrico y disparo demoledor.
El portugués acumula títulos colectivos, con el Sporting de Lisboa y con el Manchester United, y galardones individuales de todos los pelajes. Ha ganado, entre otros, las Ligas portuguesa e inglesa, la Liga de Campeones, la Bota de Oro, el Balón de Oro y el FIFA World Player. De hecho, sólo la eclosión de Messi en el mejor Barça de la historia ha amenazado este curso su condición oficiosa de mejor futbolista del mundo.
Criado en una familia y un barrio humildes, Cristiano siempre ha sido fiel a sus orígenes. Fallecido su padre en 2005, adora a su madre fan declarada del Madrid y a sus hermanos (dos chicas y un chico), a los que ayuda económicamente con generosidad. Posee el orgullo del triunfador y lo exhibe sin pudor. Para bien, cuando muerde en cada acción; para mal, en actitudes desafiantes. Es un exceso constante.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.