Este artículo se publicó hace 15 años.
Gadafi se salta en la ONU todas las reglas del juego
El líder libio declara inservible la Carta de Naciones Unidas
Los dictadores y otros dirigentes mundiales de dudosa aprobación democrática se pudieron sentir ayer en la Asamblea General de la ONU como en casa. No escucharon las protestas contra su intervención porque los manifestantes eran pocos y porque las medidas de seguridad impidieron el libre movimiento de ciudadanos y visitantes.
El líder libio, Muammar Gadafi, fue el tercero en intervenir ante el plenario de la Asamblea, tras Lula y Obama, y no defraudó en las expectativas de su primer discurso ante la ONU en los 40 años que lleva en el poder. Montó el numerito. Rompió la Carta de Naciones Unidas, luego la tiró y finalmente la declaró inservible con un gesto de desprecio.
Su discurso ante la Asamblea fue improvisado y duró una hora y media
Vestido con traje beduino y luciendo un gran broche con el mapa de África, Gadafi se saltó el protocolo, no esperó sentado a que le llamara el presidente de la Asamblea y pronunció un discurso improvisado de una extensión inusitada en la ONU: hora y media.
Gadafi criticó la estructura actual del Consejo de Seguridad, porque está en contra del principio de igualdad entre estados proclamado en la Carta de la ONU al existir cinco países que tienen poder de veto: EEUU, Francia, Reino Unido, China y Rusia.
Después defendió el principio de no injerencia en los asuntos internos de los países, lo que le sirvió para defender su propia dictadura. "No importa que los países sean democracias o dictaduras, socialistas o capitalistas, la ONU no puede inmiscuirse. Es un problema de sus sociedades".
Los dictadores hacen caso omiso a las protestas contra sus regímenes
Manifestaciones simultáneasMientras Gadafi pronunciaba su discurso, unas cien personas protestaron contra su régimen en una pequeña plaza situada delante de la ONU. Pero sus quejas no se escucharon tanto como las de otra concentración más numerosa: la de los opositores del presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad. Su intervención estaba prevista para última hora de la tarde de Nueva York y se esperaba que, a pesar de todo, fuera más escuchada que la del líder libio.
No obstante, la manifestación más popular, que tuvo lugar al mismo tiempo que las otras dos, fue la de la secta Falun Gong en contra del presidente chino, Hu Jintao.
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