Este artículo se publicó hace 15 años.
García Yebra se ajusta las cuentas en una novela homenaje a Vajda y García Pavón
Un ajuste de cuentas con un trauma que arrastraba desde la infancia y que ha consumado en una nueva novela policiaca es lo que ha hecho el escritor Tomás García Yebra en "El cebo" (Funambulista), concebida también como un homenaje al cineasta Ladislao Vajda y al literato Francisco García Pavón, ya fallecidos.
De Vajda ha tomado prestado el título de la película que éste rodó en 1958 y cuya contemplación, cuando García Yebra (Madrid, 1956) contaba nueve años de edad, le ocasionó tal pánico que ha tardado más de cuarenta años en sacarlo del cuerpo "por la vía de la novela", según ha explicado hoy a la Agencia Efe.
Ha recurrido para ello al género policiaco y aprovechado, de paso, para rendir un tributo de admiración a uno de los maestros españoles de esa modalidad: Francisco García Pavón, fallecido en 1989 y autor de una serie de novelas en la que cobró fama y nombradía el guardia "Plinio", su personaje más querido y popular.
"Lo que en realidad he hecho no es más que un homenaje a mi infancia, al paraíso que ya no volverá pero que se queda grabado para siempre", ha precisado el periodista y narrador acerca de su niñez y mocedad en Las Navas del Marqués (Ávila), donde sitúa la trama de "El cebo" y los asesinatos que describe en su relato.
De su esclarecimiento, en la España de los años sesenta del siglo XX, se encargará el policía Samuel González alias "Triclinio", jefe de la Guardia Municipal de Socuéllamos (Ciudad Real) y hermano del célebre "Plinio", de Tomelloso (Ciudad Real) y que inmortalizó en sus novelas Francisco García Pavón.
"No cabe duda de que es una novela policiaca, pero también el bosquejo de una parte de nuestra historia más reciente, una fotografía en blanco y negro con personales reales y de ficción", ha añadido García Yebra, cuyos primeros libros se inscriben dentro de una clara línea de evocación autobiográfica: "El andarín en su órbita (1983), "La dificultad de ser normal" (1987) y "El infierno son los otros" (1990).
Los asesinatos del relato y su investigación, fiel al esquema desplegado en su filme por Ladislado Vajda (1906-1965), son "una excusa" para describir "cómo era mi pueblo durante esos años" y que el propio autor ya acometió de una forma más detallada en los dos volúmenes de su "Historia secreta de Las Navas del Marqués", publicados en 2001 y 2005.
Surgen así los modismos y localismos típicos de la zona, personajes populares que existieron en la realidad, la gastronomía y el comercio de la época, y también veladas alusiones críticas como la explotación por manos ajenas de la principal riqueza del municipio: la resina.
"Lo que de verdad me hace ilusión es pensar, como me ha ocurrido a mí, es la posibilidad de pensar que dentro de medio siglo o de cien años alguien tenga curiosidad en saber cómo eran y cómo vivían los habitantes de Las Navas", ha manifestado García Yebra, quien fruto de su condición de periodista es el ensayo "Desmontando a Cela" (2002).
Licenciado en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid, Tomás García Yebra se inició en el periodismo dentro del diario "Ya" antes de trabajar en el suplemento "El Semanal", del Grupo Correo, y de dirigir en la actualidad la sección de cultura de la agencia Colpisa.
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