Este artículo se publicó hace 15 años.
Un geriátrico que baila sin complejos
El Festival de Otoño repone una obra de Pina Bausch
Ancianos que gimen. Que se tocan. Que bailan. Todo sobre un espacio diáfano, adornado únicamente con un piano. Gritan y lloran. Ríen. Exploran todos los límites de las emociones sin el pudor que da la juventud.
Esto es Kontakthof. Mit Damen und Herren ab 65 (Lugar de contacto. Con hombres y mujeres mayores de 65 años de edad), pieza creada por Pina Bausch en el año 2000 y que hoy se estrena en los Teatros del Canal de Madrid dentro del Festival de Otoño.
La obra, que en ocasiones inquieta por la escasa costumbre de ver a personas mayores solazándose, fue uno de los últimos trabajos de la coreógrafa alemana, fallecida el pasado 30 de junio. Como explica a Público Cornelia Albrecht, la directora general de la compañía, la pieza parte de Kontakthof, la obra emblemática que Bausch estrenó en 1978 y que estaba interpretada por bailarines jóvenes. "Y la diferencia es notable. Es muy interesante ver cómo cambian las relaciones entre hombres y mujeres a una edad y a otra", remacha Albrecht.
Amor sin miedosBausch siempre investigó las sensaciones del ser humano a través de la danza. Y los 27 ancianos que aparecen en escena demuestran cómo con la edad desaparecen los miedos y las preocupaciones. "Las personas mayores llevan a cuestas su biografía. Tienen un background inmenso. Esta es una obra que trata del amor, de cómo sentimos, así que, mientras los jóvenes se preguntaban qué era realmente el amor, los ancianos ya saben qué es lo que ocurre. Se les nota mucho más cómodos tocándose que a los jóvenes", explica la directora general.
"Ahora no podemos decir qué papel jugó, pero es esperable que pase a la Historia"
La coreógrafa fallecida también trabajó mucho con estos atípicos bailarines. Cuando empezó los ensayos ninguno de ellos era profesional. Era lo que buscaba. Les hizo correr y saltar. Y consiguió una obra divertida, diferente e impactante. Ayer, durante el ensayo general se les vio muy ágiles. A ellas, enfundadas en elegantes trajes de noche y danzando sobre unos terribles tacones de aguja, y a ellos, bien trajeados, mostrando arrugas sin vergüenza.
La reposición de esta obra marca también el carácter continuador del trabajo de Bausch que ha adquirido la compañía desde su fallecimiento. Como explica Cornelia Albrecht, "ahora vamos a llevar su repertorio por todos los teatros. Ya tenemos proyectos para 2012 y 2013. Queremos reponer obras como Danzon". El eco de Bausch tampoco se apaga con trabajos adyacentes como el del cineasta Wim Wenders que está rodando un documental sobre la coreógrafa en Wuppertal.
"En realidad, ella lo dejó todo muy organizado", sostiene Ed Kortlandt, quien fuera bailarín de la compañía desde 1976. No hubo así muchos problemas para sustituirla al frente de la dirección artística. Se optó por la bicefalia, que recayó en Dominique Merci, bailarín de la compañía desde 1973 y Robert Sturm, asistente artístico de Bausch.
Su espíritu pervive en la compañía. Los bailarines insisten en que sigue en sus corazones. "Ahora no podemos decir qué papel jugó, pero es esperable que pase a la Historia", concluye Albrecht.
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