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Gigantes con pies de barro

Los hermanos Gallagher cubren expediente en Madrid

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Oasis presenta la solicitud para entrar al museo de leyendas vivientes del rock, donde están los grupos cuya música forma parte de la memoria colectiva de varias generaciones y que realizan giras gigantescas. Pero han tomado como modelo a los artistas acomodados, a los que actúan con actitud funcionarial y que tocan sus clásicos con desidia.

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Repertorio con todas sus grandes canciones y puesta en escena discreta. Juegos de luces efectivos y unas modernas pantallas detrás del escenario, aunque proyectando imágenes en tono sepia, con mucho grano y motivos psicodélicos.

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A fallback.

Evidenciando ese gusto por lo retro, tanto en lo musical como en lo estético, que une a los hermanos Gallagher. Por si quedaba alguna duda, al final del concierto hicieron una versión de I am the walrus, fundida con Helter skelter, de The Beatles.

La banda, salvo el malabarista batería Chris Sharrock, en un discreto segundo plano, dejando el protagonismo a Liam. El pequeño de los hermanos sigue dando una carne especial a las canciones con su voz. Incluso en temas sin encanto como I’m outta time transmite una energía que pocos vocalistas tienen.

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Parte de su fuerza le hubiera venido bien al resto de músicos en dos de los grandes momentos de euforia colectiva, Wonderwall y Don’t look back in anger, interpretadas ambas en un formato semiacústico anémico y sin pegada.

La siguiente cita de Oasis en España, el próximo mes de julio, en el Festival Internacional de Benicàssim.

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