Este artículo se publicó hace 17 años.
El Gobierno chino celebra 58 años de comunismo con serias advertencias a Taiwán
El Gobierno chino celebra hoy el 58 aniversario de la proclamación de la República Popular China, fiesta nacional que este año Pekín aprovechó para lanzar duras advertencias a Taiwán y prometer que "luchará contra su secesión".
El conflicto taiwanés, enquistado precisamente desde la fundación del régimen comunista, parece entrar en una nueva fase de tensiones, con la aprobación ayer por parte del partido gobernante en Taiwán de una resolución en la que se pide la pronta celebración de un referéndum por la independencia.
La resolución fue tal vez el motivo de que Taiwán fuera uno de los principales temas del discurso del primer ministro chino, Wen Jiabao, durante la recepción por la Fiesta Nacional celebrada anoche en el Gran Palacio del Pueblo, ante la presencia de 3.000 invitados de todo el mundo.
"Continuaremos trabajando con los compatriotas de Taiwán para oponernos y repudiar las actividades separatistas", destacó el mandatario, que también trató cuestiones como la inminente celebración este mes del XVII Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), en el que se renovará la cúpula de la formación.
La fiesta, de carácter eminentemente político y propagandístico, fue aprovechada hoy por el "Diario del Pueblo", voz oficial del PCCh, para recordar los "progresos" del país desde 1949 y elogiar la situación actual del gigante asiático.
"La economía china está creciendo rápidamente, se está acelerando el paso de la industrialización, la urbanización y el desarrollo del mercado (...) y el estatus internacional del país ha mejorado considerablemente", asegura el editorial del diario, fundado un año antes que la República Popular.
El artículo recuerda poco la figura de Mao Zedong, creador del régimen, y elogia sobre todo a su sucesor Deng Xiaoping, padre de la reforma económica, pese a que la actual cúpula comunista se inclina por moderar las ideas del "Pequeño Timonel" y poner en práctica más políticas sociales.
Discursos y artículos fueron el toque más propagandístico de las fiestas que comienzan hoy y duran una semana, en las que los ciudadanos chinos se dedican a tareas más mundanas, como descansar (son las únicas vacaciones del año), viajar e ir de compras.
Se calcula que 150 millones de personas (más del 10 por ciento de la población del país) se desplazarán en estas fechas, y sólo en Pekín, ciudad que estos días es uno de los principales destinos turísticos, se calcula que habrá 1,7 millones de turistas, sobre todo chinos.
Como de costumbre en estas "semanas de oro" vacacionales (que en China sólo existen desde 1999) se espera algo de colapso en estaciones de tren y autobuses, y grandes multitudes de viajeros chinos en los lugares más turísticos del país, o incluso de naciones vecinas, como las del sureste de Asia.
En Pekín, las mayores multitudes se registrarán en la Plaza de Tiananmen, centro geográfico y político de la capital, donde esta mañana unas 100.000 personas asistieron a la ceremonia de izado de bandera, que todos los días se lleva a cabo al amanecer pero es especialmente concurrida en el Día Nacional.
De hecho, se esperaba el doble de asistencia, pero las lluvias caídas esta noche hicieron que muchos renunciaran a plantarse en la plaza a las 6.10 de la mañana para ver el ascenso de la bandera nacional y oír como una banda militar hacía sonar la "Marcha de los Voluntarios", himno nacional chino.
La plaza, como cada año, es adornada estos días con motivos florales, que este año tienen un marcado carácter olímpico -dada la cercanía de los JJOO de 2008- y cuentan con la sorprendente presencia de una Acrópolis griega elaborada con flores.
El templo clásico, colocado junto a una antorcha olímpica hecha de flores rojas y que mide 9,8 metros, simboliza el viaje del fuego sagrado de los Juegos desde Grecia hasta China.
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