Este artículo se publicó hace 15 años.
El Gobierno escocés defenderá ante el Parlamento la excarcelación del terrorista de Lockerbie
El Gobierno escocés tendrá que explicar esta tarde ante el Parlamento del Edimburgo, convocado con carácter de urgencia, su polémica decisión de excarcelar prematuramente al libio Abdelbaset Ali Al Megrahi, condenado en 2001 a cadena perpetua por el atentado de Lockerbie.
Los tres partidos de la oposición escocesa -laborista, conservador y liberal-demócrata- han criticado la decisión de liberar a Al Megrahi, que sufre cáncer de próstata en fase terminal y acusan al Gobierno que preside el nacionalista Alex Salmond de haber hecho un enorme daño a Escocia.
La excarcelación de Al Megrahi, de 57 años, tras cumplir sólo ocho años del mínimo de veintisiete que implicaba su condena, justificada por razones humanitarias, ha sido fuertemente criticada por el Gobierno de Estados Unidos, país al que pertenecían dos tercios de las víctimas del atentado contra un avión de Pan Am que sobrevolaba Escocia, ocurrido en 1988.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, su secretaria de Estado, Hillary Clinton, y varios influyentes senadores estadounidenses, entre ellos Edward Kennedy, denunciaron la decisión, contra la que protestó también en términos nada diplomáticos el director del FBI, Robert Mueller, que la calificó de "burla de la justicia".
El recibimiento del terrorista en olor de multitud a su regreso a Trípoli y la audiencia concedida por el propio jefe del Estado, el coronel Gadafi, a pesar de los requerimientos que se habían hecho desde Londres al Gobierno libio de que tratara la vuelta de Al Megrahi como un asunto privado, han enojado aún más a los familiares de las víctimas, que lo consideran un auténtico escarnio.
El Gobierno de Londres, que se ha lavado las manos en este asunto al señalar que la decisión la adoptó de manera autónoma el de Edimburgo, parece comenzar a tomarse en serio la posibilidad de que los consumidores estadounidenses, indignados por la liberación, decidan boicotear como represalia no sólo los productos y servicios escoceses sino también los del conjunto del Reino Unido.
El primer ministro británico, Gordon Brown, de vacaciones en Escocia, ha sido también criticado por la oposición conservadora por no haberse pronunciado hasta ahora al respecto, como si no fuera por él la cosa, a pesar de las fuertes críticas a ambos lados del Atlántico.
Mientras tanto, el ex primer ministro laborista escocés Jack McConnell calificó la medida adoptada por el Gobierno nacionalista de excarcelar al libio de "grave error de juicio" aunque otro laborista y también ex primer ministro de Escocia, Henry McLeish, dijo no compartir esa opinión.
Algún periódico, como The Times, insinúa hoy incluso la posibilidad de que la excarcelación de Al Megrahi signifique la caída del Gobierno nacionalista escocés.
Por lo pronto, el ministro escocés de Justicia, Kenny MacAskill, que tomó la decisión de liberar al libio estrictamente "por compasión", según ha explicado una y otra vez, ha dicho que dimitirá si la votación en el Parlamento de Edimburgo le es adversa.
Al mismo tiempo, muchos se preguntan por el papel que puede haber jugado en la polémica medida el ministro para la Empresa del Gobierno británico, Peter Mandelson, que se ha reunido dos veces en los cuatro últimos meses con el hijo del jefe del Estado libio, Saif Gadafi, pese a sus declaraciones en las que niega cualquier participación en el asunto.
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