Este artículo se publicó hace 17 años.
Los gobiernos hispano y francés promoverán "repatriaciones" conjuntas de inmigrantes
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Los Gobiernos de Francia y España acordaron hoy que promoverán "la posibilidad de organizar repatriaciones conjuntas" de inmigrantes en situación irregular, en el marco de una mayor cooperación en ese ámbito.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, firmaron una declaración que consagra una mayor cooperación en materia de lucha contra la inmigración ilegal, así como en favor de los países que son origen y lugar de tránsito de extranjeros con destino a Europa.
La colaboración en ese terreno supone superar definitivamente algunos "malentendidos" que ambos presidentes admitieron que hubo en el pasado, en especial cuando el Gobierno español decidió una regularización que afectó a varios centenares de miles de extranjeros hasta entonces en situación ilegal.
En rueda de prensa, los dos dirigentes apuntaron que han dialogado mucho y se han explicado sus respectivas posiciones hasta salvar los pasados malentendidos, de manera que ahora puedan establecer acciones comunes.
Es en ese ámbito donde promoverán las repatriaciones conjuntas de extranjeros clandestinos, una decisión política que tiene una dimensión técnica, en palabras de Rodríguez Zapatero, y que consiste en fijar la logística de los vuelos, las eventuales escalas y la seguridad que ha de rodear las operaciones.
Todo ello con el respeto a las legislaciones, de manera que cada expulsado lo sea tras las debidas garantías y con el correspondiente dossier.
Sarkozy se congratuló de que en un asunto tan "sensible y humano" gobernantes de distinta ideología y país sean capaces de cooperar y de actuar de manera democrática.
Hasta ahora España y Francia ya han llevado a cabo media docena de vuelos conjuntos para repatriar a extranjeros en situación irregular.
Los dos países abogan por una política europea de inmigración a través de un "gran pacto que tendrá el sello franco-español", en palabras de Zapatero, quien hizo hincapié en que los irregulares "no tienen espacio" en ambos estados y vinculó la presencia de los extranjeros a la existencia de contratos de trabajo.
Sarkozy ahondó en esa idea y añadió que el objetivo no es expulsar: "los que tienen papeles son bienvenidos. La inmigración para trabajar es necesaria. Por eso queremos cuotas de extranjeros".
Esa política debe tener el apoyo a los países africanos, y Zapatero admitió que para muchos de sus habitantes la salida de sus países es la única posibilidad de tener una esperanza de vida digna.
Aparte de la declaración sobre inmigración, Francia y España acordaron en esta vigésima cumbre ampliar su esfuerzo conjunto en la lucha contra el tráfico de estupefacientes.
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