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González dice que Ibarretxe surgió de un pacto con ETA

El ex presidente pide a López que no renuncie a la investidura como lehendakari

GONZALO LÓPEZ ALBA

Emotividad a raudales. 33 años después del primer mitin tolerado que el PSOE pudo celebrar tras la muerte de Franco, Felipe González regresó ayer a Eibar (Guipúzcoa). Sin llegar al abarrotamiento de febrero de 1976, hubo lleno en el pabellón Astelena, con más de 2.000 personas.

Entonces Patxi López era un joven de apenas 17 años recién afiliado a las Juventudes del PSOE y, como ahora, los socialistas estaban decididos a liderar el cambio. “Hoy, 33 años después, venimos a lo mismo: venimos a dejar atrás el miedo y a abanderar la libertad”, dijo aquel joven, convertido en candidato lehendakari.

A González lo estrujaron y casi pierde las gafas en el paseíllo, durante el que se reencontró con viejas glorias del PSE como el ex consejero José Ramón Recalde, una de las víctimas de ETA, con el que se fundió en un intenso abrazo.

El viejo rockero del PSOE no defraudó. Para abrir boca, aseguró que hace diez años, en febrero de 1999, el presidente del PNV de Guipúzcoa, Joseba Egibar, “estaba pactando con ETA-Batasuna la liquidación de Ardanza y la llegada de Ibarretxe, que aceptaría el Pacto de Lizarra”. Y –añadió– se hizo “con cognita causa del vicepresidente del Gobierno del PP”, Francisco Álvarez-Cascos.  Fue, según dijo, el origen de “la década pérdida” y “ya es hora de que pierda el PNV”.

Para terminar, el ex presidente dio un espaldarazo interno a Patxi López: “No cedas a la tentación de no ser candidato a lehendakari. Es tu responsabilidad”. Previamente había dicho que le recuerda  a Lula da Silva.

González sostuvo que la derrota del PNV es necesaria  porque “necesita recomponerse”  y “refrescarse” para “no tener que liquidar a gente tan sensata como Imaz”.  E hizo un llamamiento a todos los nacionalistas que también lo creen para que voten al PSOE “y descansen estos que han perdido el horizonte”. Apeló asimismo a todos los indecisos para que haya “un voto contundente, que deje las cosas claras”.

Entre medias, como acostumbra, envió varios recados a Zapatero. Primero: “Tienen (el PP) una crisis del diablo y dimite un socialista”. Segundo: “Si hay que capitalizar los bancos, hagámoslo entrando en su accionariado”.

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