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Una gran exposición reivindica la figura de Joaquín Costa en su centenario

EFE

Cuando se cumple el centenario de la muerte de Joaquín Costa, la Biblioteca Nacional reivindica la figura de este jurista, escritor y pedagogo a través de una gran exposición que recrea la época de quien puso su sabiduría al servicio de la política para intentar cambiar España.

"Joaquín Costa. El fabricante de ideas". Ese es el título de la exposición que se inaugura esta tarde en la Biblioteca Nacional y que ha sido organizada por el Gobierno de Aragón (Costa fue uno de los aragoneses más ilustres del XIX) y Acción Cultural Española (AC/E).

"Cambiar España fue el gran proyecto fáustico de Costa", afirmaba hoy Ignacio Peiró, comisario de la exposición junto con Rafael Bardají, al presentar una muestra que refleja el ambiente que había en el país a finales del XIX y principios del XX, gracias a las 250 piezas que se exhiben, entre obra pictórica, esculturas, manuscritos, libros, recortes de prensa y objetos personales.

Cuadros de Sorolla, Darío Regoyos, Ricardo de Madrazo y Zuloaga figuran entre esas piezas que hasta el 6 de noviembre podrán verse en la amplia sala Recoletos de la Biblioteca Nacional de España, cuya directora, Glòria Pérez-Salmerón, asistió a la presentación al igual que hizo Charo Otegi, presidenta de AC/E.

De origen muy humilde, Joaquín Costa nació hace 165 años, en Monzón (Huesca). Su origen campesino "marcará para siempre sus decisiones, su tenacidad y su postura de desconfianza ante los políticos", señalaron los comisarios.

Dotado de una curiosidad insaciable y de un gran afán de saber, "dedicó toda su vida a estudiar y consiguió ser reconocido en el mundo intelectual y académico de la época": fue miembro de la Academias de Ciencias Morales y Políticas y académico correspondiente de la de la Historia, explicó Ignacio Peiró.

"Costa fue uno de los personajes más importantes de su época, tanto que una de sus últimas intervenciones fue hablar en el Congreso de los Diputados en contra de una ley del Gobierno, y esa ley no fue votada", aseguró Peiró, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza.

Ambos comisarios transmiten pasión al hablar de este gran intelectual del XIX, que "quiso poner -indicó Bardají- toda su sabiduría al servicio de España para mejorarla a través de la escuela publica, de la transformación de la tierra por los regadíos y de la utilización de la prensa como medio para difundir sus ideas".

Costa representa "lo más granado y enriquecedor de una generación intelectual que se comprometió con la causa pública", dijo Bardají de este gran pensador que desde el Ateneo de Madrid impulsó "la encuesta más famosa que se había hecho hasta entonces: el informe sobre oligarquía y caciquismo".

Y es que Joaquín Costa diagnosticó "con especial acierto los problemas de un país atrasado, víctima del caciquismo y del régimen viciado de la Restauración".

Entre esos problemas, comentó Charo Otegi, figuraban también el "brutal analfabetismo" que había en España y la necesidad de adoptar una política hidráulica adecuada y de repartir el agua.

Desde Madrid, Costa impulsó todo tipo de iniciativas para la regeneración de España. "Fue el regeneracionista más importante de los de su época, y cuando murió le rindieron homenaje desde Unamuno, hasta Ramiro de Maeztu y Ortega y Gasset", comentó Peiró.

"Su fama ha llegado hasta ahora en el mundo de los estudiosos, aunque quizá ha quedado olvidado en el de los políticos y el del periodismo", añadió.

La exposición está dividida en cuatro espacios: "La educación de la mirada. El sentido del paisaje"; "Profetas del saber, sacerdotes de la verdad"; "Cultura política: República y regeneración de España", y "Muerte y posteridad: memoria e historia de Joaquín Costa.

Joaquín Costa participó en política, pero era difícil que se adecuara a un partido concreto. "Fue un hombre muy manipulado ideológicamente, sobre todo por las dictaduras pero también por los anarquistas, republicanos y nacionalistas porque su discurso puede ser leído de muchas formas", comentó Peiró.

"Fue 'un indignado' de su época, pero muy sabio y con muchas ganas de luchar por su país. No fue un hombre integrado en el sistema", apostilló Bardají.

En la exposición aparecen destacadas una serie de frases que reflejan a la perfección la compleja personalidad de Costa, como la siguiente: "Las hoces no deben emplearse nunca más que en segar mieses, pero es preciso que los que las manejan sepan que sirven también para segar otras cosas". Ana Mendoza.

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