Este artículo se publicó hace 12 años.
Grecia tensa la cuerda con los que se oponen a la quita de deuda
Algunos fondos se muestran reticentes a reemplazar los bonos que adquirieron por los nuevos
En una desesperada huida hacia adelande, Atenas elevó ayer la presión sobre sus acreedores y amenazó con el impago total a los que no acepten la operación de canje de bonos que se ha puesto en marcha para condonar 107.000 millones de euros de deuda helena en manos privadas, que supone el 53,5% del monto de los bonos tenidos por grandes bancos privados y fondos de inversión.
Los bonos serán sustituidos por nuevos títulos griegos por un valor del 30,5% de los actuales, de 20 años de vencimiento a contar desde 2023, más otros con un valor del 15% emitidos por el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF), con vencimiento a dos años. Buena parte del nuevo préstamo para Grecia esta destinado precisamente a financiar este canje, a través del pago de incentivos y de la recapitalización bancaria.
LA PDMA explicó hoy que "si la PSI no se completa con éxito", los prestamistas internacionales no financiarán el nuevo programa económico -que asciende a 130.000 millones- por lo que Grecia se vería obligada a "reestructurar" su deuda en unas condiciones menos favorables a las que plantea el actual proceso de quita.
Los acreedores privados de Grecia tienen hasta el jueves por la noche para decir si participan en el intercambio de bonos en el que se basa un programa de rescate para ayudar a Grecia a gestionar sus afectadas finanzas y cumplir una devolución de deuda el 20 de marzo.
Varios de los tenedores de bonos más grandes están firmando, pero pese a las duras advertencias, una serie de fondos de pensiones griegos y algunos inversores extranjeros rechazaron la oferta, en la que los inversores perderán casi tres cuartas partes del valor de sus tenencias de deuda, reduciendo en casi 100.000 millones de euros la deuda griega.
La Agencia de Gestión de Deuda intentará que las pérdidas sean "vinculntes para todos los tenedores de bonos"Su Agencia de Gestión de Deuda (PDMA, en sus siglas en inglés) indicó que si obtiene apoyo suficiente pretende hacer las pérdidas "vinculantes para todos los tenedores de estos bonos", y dijo que la oferta es el mejor acuerdo que van a recibir.
Los analistas dijeron que un documento del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, en sus siglas en inglés) parecía diseñado para alarmar a los inversores y que participen en el canje al estimar la extensión del caos que causaría una quiebra desordenada.
"Es difícil sumar todos estos pasivos dependientes con un cierto grado de precisión, aunque es difícil ver cómo podrían no superar el billón de euros", indicó el IIF, que representó a los inversores privados durante los meses de tortuosas negociaciones con Atenas, en un documento con fecha del 18 de febrero al que tuvo acceso Reuters.
Si Grecia llega a la fecha de vencimiento de deuda del 20 de marzo sin un acuerdo y sucumbe a la suspensión de pagos, eso podría tomarse como un signo de que los políticos han vuelto a perder el control de la crisis, llevando a los inversores a atacar otros países débiles de la eurozona.
España e Italia podrían necesitar 350.000 millones de euros en ayuda externa para contener las consecuencias, según el IIF, mientras que el coste de ayudar a Irlanda y Portugal podría ascender a 380.000 millones de euros durante cinco años.
Si Grecia sucumbe a la suspensión de pagos, España e Italia necesiarían 350.000 millones de ayuda externa
"Cuando se combina con la fuerte probabilidad de que una desordenada suspensión de pagos griega lleve a la salida apresurada de Grecia de la zona euro, este golpe financiero para el BCE elevaría de forma significtiva los problemas de estabilidad en la unión monetaria", indicó el texto.
El grupo de presión bancario también dijo que los costes de recapitaización bancaria podrían alcanzar fácilmente los 160.000 millones de euros si no se acuerda un canje. "Obviamente el informe está escrito basándose en el peor escenario posible para intentar fomentar la participación en el canje", dijo Gary Jenkins, analista de Swordfish Research.
La oposición de varios fondosGrecia espera que el intercambio marque un punto de inflexión mientras el país entra en su quinto año de recesión, pero no todos sus acreedores están dispuestos a aceptar el canje, planteando la posibilidad de que Atenas les obligue a hacerlo por medios legales, lo que podría convertirse en un proceso complejo.
Los bancos griegos, que poseen entre 40.000 y 50.000 millones de euros de bonos soberanos, participarán en la oferta, según fuentes bancarias. Atenas confirmó después que sus seis bancos más grandes participarían en el canje, y el banco más grande de Italia por activos, UniCredit dijo que participaría.
Cuatro fondos con bonos por valor de unos 2.000 millones de euros se han negado a realizar el canjeNueve grandes tenedores de bonos griegos, todos en el comité de dirección del IIF que ayudó a esbozar el acuerdo, dijeron el lunes que apoyarían el intercambio.
También firmarán la mayoría de los fondos griegos de pensiones, pero cuatro fondos con bonos por valor de unos 2.000 millones de euros se han negado a hacerlo, según un miembro del Gobierno. Los fondos se han visto presionados por los sindicatos, que temen que la rebaja sobre sus tenencias de deuda griega socave su viabilidad.
Los inversores en un bono del Gobierno griego regido por la ley suiza se han asociado para desafiar los términos del intercambio propuesto por Atenas, poniendo de relieve la oleada de litigios a la que podría enfrentarse el Gobierno heleno, en especial en relación a la minoría de su deuda que no se emitió bajo las leyes griegas.
Grecia quiere una participación del 90% o más de los acreedores, y si ésta queda bajo esa cifra pero por encima del 75% se espera que acuda a las cláusulas de acción colectiva (CAC) para imponer las pérdidas a todos. Podría aplicar las CAC sobre los bonos regidos por leyes griegas, que suponen 177.000 millones de euros, con una aceptación de dos tercios. Por debajo de ese porcentaje, la operación de intercambio no se realizaría, lo que podría sumir a la eurozona de nuevo en la crisis.
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