Este artículo se publicó hace 15 años.
Los grupos a la izquierda del PSOE venden caro su apoyo
Exigen voz y voto en las medidas anticrisis a cambio de sostener a Zapatero
"Nosotros sólo jugaremos si hay contraprestaciones que permitan ver un cambio de izquierdas: un quid pro quo. Es decir, si quieren que les salvemos, tendrán que aceptar nuestras propuestas también".
Quien así se expresó es el portavoz de IU en el Congreso, Gaspar Llamazares, que el miércoles pasado se reunió con los socialistas para mejorar la comunicación entre los grupos. "Una reunión puramente práctica, para no convertir cada pleno en una tómbola", pero donde no se habló de establecer ninguna relación preferente.
De hecho, ningún grupo a la izquierda del PSOE ve posible ahora mismo fraguar una mayoría progresista en la Cámara, y, lo más importante, tampoco el PSOE está por la labor. María Teresa Fernández de la Vega apostó el viernes pasado, una vez más, por la geometría variable. El problema es que dentro de esa geometría los apoyos van a resultar cada vez más caros al grupo que da sustento al Gobierno.
El propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, lo pudo comprobar cuando recibió el pasado martes en la Moncloa al presidente de ERC, Joan Puigcercós, para explorar la disposición de sus tres diputados. La respuesta de Puigcercós fue clara: hasta que no se resuelva la financiación no hay nada que hacer.
"Zapatero tiene que entender que nuestro valor superior a proteger es el Govern de Catalunya, no nos sentimos concernidos por las llamadas a una mayoría de izquierdas en el Congreso", afirma Joan Ridao, portavoz de ERC en las Cortes. Eso sí, "nosotros iremos a lo nuestro y presionaremos para tener una ley del aborto más avanzada o para poder utilizar las lenguas cooficiales en el Congreso". "Lo que no permitiremos es que se nos utilice sólo como coartada progresista, queremos poder discutir las medidas anticrisis como ayudas a pymes y autónomos", insiste Ridao.
En la misma línea se expresa Joan Herrera, de ICV: "No seremos la muleta progresista del Ejecutivo. No aceptaremos retrocesos sociales como la reducción del 30% del fondo para la inmigración, o el mantenimiento de la política de cheques en este contexto".
Tal y como están las cosas, el portavoz José Antonio Alonso
tendrá que esforzarse para que la geometría variable no se vuelva en contra del PSOE. Los grupos de izquierda vigilarán con lupa cualquier aproximación al centro derecha, a CiU especialmente.
"El problema del PSOE es que no tiene un itinerario claro para salvar su fragilidad parlamentaria. Hay más táctica que perspectiva a largo plazo. Tiene que aclarar qué es lo que quiere hacer, más allá de administrar el momento", dice Francisco Jorquera, del BNG.
El político gallego también pone el dedo en la llaga cuando se refiere a la relación del PSOE con los nacionalistas: "Veo difícil un acuerdo estable con el PSOE si pacta con el PP en Euskadi". "¿Retornar a la situación de aliado preferente? No, porque hemos asumido que estamos en la oposición al Gobierno por la izquierda. El Ejecutivo ni tiene condiciones ni voluntad política de entenderse con un aliado preferente. Para eso debería cambiar la política, y no parece dispuesto", zanja Gaspar Llamazares.
"Iremos viendo pleno a pleno. En toda la legislatura no han querido hablar con nosotros, y ahora quieren hablar, pues ya veremos", remacha Herrera.
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