Este artículo se publicó hace 15 años.
La Guardia Civil abre una investigación por la muerte de un inmigrante uruguayo en Tenerife
La Guardia Civil ha abierto una investigación por la muerte de Luis Beltrán Larrosa Conde, ciudadano uruguayo que vivía de manera irregular en Tenerife y que, según su hijo Pablo, murió por falta de asistencia tras sufrir un infarto en el lugar de trabajo.
Pablo Larrosa dijo hoy a Efe que su padre falleció después de sufrir un infarto cuando realizaba obras de reforma en un bar de la zona de Playa Paraíso, en el municipio tinerfeño de Adeje, y añadió que el propietario del local lo arrastró hasta la calle para no verse comprometido.
Fuentes de la Delegación del Gobierno en Canarias manifestaron hoy a Efe que la Guardia Civil, tras realizar averiguaciones, ha presentado una denuncia contra el propietario del local y ha iniciado una investigación para conocer las circunstancias de la muerte de Luis Beltrán Larrosa Conde.
Las fuentes señalaron que la muerte se produjo el 25 de junio y explicaron que la Policía Nacional recibió ese día una llamada desde el hospital Hospiten Sur para comunicar que un hombre había fallecido.
Los agentes que acudieron al centro hospitalario hacia las 18:00 horas de ese día fueron informados por el médico forense del Juzgado de Instrucción número 5 de Arona de que el hombre había muerto por parada cardiorrespiratoria.
Las fuentes de la Delegación del Gobierno indicaron que en el hospital estaban el hijo del fallecido y otro familiar, que no manifestaron entonces nada.
El lugar en el que se produjo la muerte es demarcación de la Guardia Civil, que el 4 de agosto presentó una denuncia contra el titular del establecimiento en el que al parecer el fallecido realizaba las obras de reparación, agregaron las fuentes.
El hijo del fallecido declaró hoy que el propietario del establecimiento, en lugar de llamar a los servicios de emergencia, arrastró a su padre hasta la calle, y aseguró que los hechos fueron observados por un vecino del lugar que llegaba a su casa y que le advirtió repetidamente que no podía tocarlo.
Según Pablo Larrosa, el propietario contestó que sólo pretendía que tomara un poco el aire y lo dejó tirado en la calle, pero el vecino le reiteró que al arrastrarlo podía empeorar su estado.
El vecino fue a llamar a una ambulancia y a comunicar los hechos a la Guardia Civil, según el relato de Pablo Larrosa, y comprobó a su regreso que el dueño del bar se había quitado la ropa de trabajo, ya que estaba ocupado en la reforma del local.
Al rato llegó una ambulancia y los servicios sanitarios realizaron maniobras de reanimación antes de trasladar al hombre al centro médico Hospiten Sur, donde falleció.
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