Este artículo se publicó hace 14 años.
La Guerra Civil no cesa
Moda. El último premio Planeta confirma el atractivo del acontecimiento bélico español del siglo XX
Cuando Manuel Azaña dijo aquello de "desenterrar a los muertos es pasión nacional", no podía hacerse una idea de lo necesitados que íbamos a estar de mirarnos al espejo más de 70 años después para entender el rastro de cadáveres que habíamos dejado. Una vez superado el pacto de silencio de los años de la Transición, sólo roto gracias a los trabajos de los historiadores que se encontraron con las puertas de casi todos los archivos abiertas de par en par para datar la Guerra Civil española (a día de hoy continúan callados varios archivos históricos militares), el mercado editorial ha encontrado en la última década un filón inagotable para la novela.
El pasado viernes por la noche, cuando Eduardo Mendoza ofreció sus primeras palabras sobre Riña de gatos. Madrid 1936, novela ganadora del Premio Planeta, apuntó que su interés por este acontecimiento histórico siempre estuvo ahí, que es un asunto al que su generación está amarrado. "Que se escriba sobre la Guerra Civil significa que todavía estamos tratando de asimilar aquello. Nunca se me ocurrió tratarlo literariamente hasta que me pregunté por qué no", explica de su novela, que trata un tiempo de espionaje, alianzas y conspiraciones a favor del golpe de Estado del 18 de julio de 1936.
El mercado editorial ha encontrado un filón inagotable para la novela
A pesar de que Mendoza aclaró que su novela tiene un gran trabajo de documentación de los complots de pasillo de aquellos días, su tratamiento narrativo ha sido desde "el pellejo de los personajes". El autor de La ciudad de los prodigios entra por primera vez en su carrera a tratar el desarrollo de los días previos al acontecimiento, en una novela que pone la lupa en una galería de maravillosos personajes secundarios. Aparecen lavanderas, prostitutas, chulos, con sus dejes y sus guiños castizos, con su testimonio anónimo y ajeno a la gran narración histórica.
"Todo el mundo tiene un abuelo con unas memorias estupendas", aclara Carmen Esteban, directora editorial de Crítica, para constatar un aparente agotamiento de los estudios parciales y ensayos específicos del tema. "Es la hora de los testimonios, hay muchísimos y no paran de llegar", explica. Avisa de que esta tendencia no va a saturarse, sino a reproducirse el año que viene, porque se aprovechará editorialmente para recordar el 75 aniversario del golpe de Estado de Franco, "y se producirá otra nueva avalancha".
La editora de Violencia roja y azul, de Francisco Espinosa, dice que en cuanto a testimonios todavía hay un acontecimiento que supera en interés a la guerra española, la II Guerra Mundial. Después de todas las ofertas de publicación que le han llegado, Carmen Esteban Bromea con el asunto, porque el búnker de Hitler debió de ser uno de los lugares más visitados en los últimos días del Berlín nazi: "Lo último que he recibido es el testimonio de una mujer que era dentista y llevó durante seis días la dentadura del führer en el bolsillo".
Tal y como advirtió Faulkner en una de sus más famosas citas, "el pasado no está pasado", y en nuestro caso hay mucho que remover para encontrar una versión diferente a la que nos ofreció la Transición. Como explicaba Almudena Grandes en Rota, un año antes de publicar Inés y la alegría (Tusquets), "30 años después, aquella versión no es satisfactoria para las nuevas generaciones".
La épica irresistibleLa escritora se refiere a los lectores más jóvenes, a los que quiere llegar con esta serie de historias dedicadas a "gente pequeña" con conciencia de que se estaba jugando la libertad del mundo. Reclama para ellos en las novelas "la épica de luchar por los ideales, porque han sido privados de la épica que les corresponde, incluso en los propios libros de texto. Y es una épica irresistible".
El autor de 'La ciudad de los prodigios' entra por primera vez a tratar el conflicto
La combinación entre realidad y seres anónimos parece uno de los mejores ganchos de lectura en la actualidad. Isaac Rosa, autor de El vano ayer y ¡Otra maldita novela sobre la Guerra Civil! (ambas en Seix Barral) cree que en ese interés de los narradores por hacer ficción a partir de la realidad, "la Guerra Civil es un filón inagotable de pequeñas historias reales, cada una de las cuales merecería una novela".
Además, añade que este interés por lo pequeño tiene que ver con la "desconfianza posmoderna" hacia las grandes narraciones con afán totalizador: "Hoy nadie tiene valor (ni tal vez capacidad) para emprender una gran novela de la guerra".
Javier Cercas, autor de Soldados de Salamina (Tusquets), galardonado hace una semana con el Premio Nacional de Narrativa por la novela sobre el 23-F Anatomía de un instante (Mondadori), explica a Público que hay muchas razones para volver insistentemente a este episodio bélico: "Una de ellas es que la guerra es tal vez la única posibilidad de relato épico que tenemos. O al menos la gran posibilidad".
La verdad en lo pequeñoPara Antonio Muñoz Molina, autor de La noche de los tiempos (Seix Barral), "las pequeñas historias son las que dan más de sí en los relatos de ficción, porque son las que afectan a las vidas humanas corrientes". El escritor, que pintó la vida de los españo-les durante la Segunda República con su última novela, señala al historiador Ronald Frazer como ejemplo de historia oral de la guerra que trabaja desde el testimonio privado.
Tal y como advirtió Faulkner en una de sus más famosas citas, "el pasado no está pasado"
El editor Malcolm Otero (Barril & Barral) asegura que el acercamiento a la historia personal es una manera mucho "más humana y sensata de narrar. Lo contrario es demasiado impersonal", dice. "Enterrar a los muertos (Seix Barral), de Ignacio Martínez de Pisón, es un claro ejemplo de un grandísimo libro con una pequeña historia de la guerra". Precisamente, para el autor de esta novela esta es una tendencia que "no afecta sólo a la Guerra Civil, sino a la Historia en general".
La narración desde lo más pequeño para contar lo más grande es una cuestión estética con consecuencias políticas y morales. Andrés Tra-piello, autor de Las armas y las letras. Literatura y Guerra Civil 1936-1939 (Destino), tiene una particular visión: "La retórica prefiere los grandes formatos. La gente tiene la fantasía de mentir a lo grande, y se olvida de que la verdad suele perdurar en lo pequeño".
El eco del traumaEl final del olvido marcha a buen ritmo. Desde las primeras crónicas al lugar que ha ocupado la ficción en el centro del discurso sobre la batalla, la memoria no para de crecer. Y con cada novedad editorial que se fija en el acontecimiento queda claro tanto que es imposible hacer la historia definitiva sobre la Guerra Civil como su atractivo imparable.
"Un trauma tan grave sigue resonando en la memoria a lo largo de muchas generaciones. Piensa en la guerra civil americana: Alan Gurganus escribió una novela gigante y magnífica sobre ella a principios de los noventa, The Last Confederate Widow Tells All, y hace sólo unos años Doctorow publicó La gran marcha (Miscelánea Editorial). ¡Y ha pasado siglo y medio de aquella guerra!", cuenta Antonio Muñoz Molina.
El editor de Pre-Textos, Manuel Borrás, se fija en el mismo suceso norteamericano para señalar cómo "las secuelas de toda confrontación fratricida no se acaban nunca de restañar". Más irónico, Malcolm Otero apunta la fascinación por un episodio nacional como una de las causas: "Si el lector ha tolerado amablemente centenares de películas sobre un asunto relativamente lejano como Vietnam, ¿cómo no iba a fascinarse por una guerra fratricida en su país? Casi todo el mundo tiene una historia, más o menos lejana, de la Guerra Civil".
Desde luego, las guerras siempre han sido una rica mina en materia virgen para el novelista, más si como en este caso se detalla el pasado del que formamos parte. "Seguramente busca en la ficción algún sentido, todo lo que no tienen la Historia ni la realidad, pues eso es lo que nos da la ficción de cualquier género: sentido", cuenta Trapiello.
Sin embargo, para escritores como Isaac Rosa, el tema está vivo pero por motivos "extraliterarios". "La memoria histórica es uno de los grandes temas políticos y sociales de la última década, y eso se corresponde con una demanda y un interés ciudadanos que no sólo no decaen, sino que parecen aumentar". No hay saturación, sino repro-ducción.
"Un trauma tan grave sigue resonando a lo largo de generaciones", asume Muñoz Molina
Durante la entrega del Premio Planeta, Mendoza habló de la necesidad de recuperar la memoria de la batalla fratricida, y la editora Carmen Esteban señaló una construcción "en rosa" que nos vendió la Transición. Hay mucho que aclarar y, para Cercas, "es muy posible que la distancia temporal sea un factor determinante".
El autor de Soldados de Salamina estima que los nietos "teníamos que encontrar una forma de contar todo aquello y, buena o mala, al parecer la hemos encontrado". "Más que la distancia, se trata de un relevo generacional. Quienes ahora escriben sobre la Guerra Civil son los nietos de los que la vivieron, y su punto de vista tiene necesariamente que ser distinto de los de las generaciones anteriores: si no imparcial (no se puede ser imparcial en un asunto así), sí objetivo y, en la medida de lo posible, desapasionado", es la postura de Martínez de Pisón. "La Guerra Civil es un capítulo no cerrado de nuestra historia colectiva y, por tanto, sigue siendo actual", remata.
Pero claro, muchos de los mejores libros sobre la guerra no se han escrito en la última década. Basta recordar A sangre y fuego, de Manuel Chaves Nogales, escrito en 1937, o Incierta Gloria, de Joan Sales, de finales de los cincuenta, como apunta Malcolm Otero. "Como demuestra bien Andrés Trapiello en Las armas y las letras, no fue necesaria una distancia respecto a los hechos para trasladarlos a la ficción", según Borrás.
Isaac Rosa quiere aclarar que la distancia no ha servido para atender con mayor cuidado el suceso: "No confundamos cantidad con calidad. Ahora se escribe mucho más que hace 70 años, pero no mejor. Las grandes novelas canónicas sobre la Guerra Civil las escribieron algunos de sus protagonistas y pocos años después de acabada. Ahí están Max Aub, Arturo Barea o Ramón J. Sender para confirmarlo. Ha habido buenas novelas después, pero no las superan".
Herida y cicatrizEl tiempo pasa y la ropa sucia no se guarda. Quizás ahora se busque más un efecto narrativo que un encuentro exhaustivo con los recuerdos, o la combinación de las dos cosas. Quizás el mercado haya logrado romper con los tabúes y nos ha obligado a familiarizarnos con la guerra más como un artefacto literario o como uno de los mejores temas para transformar una novela en best-seller (María Dueñasy El tiempo entre costuras). No importa: "Al fin, esta sociedad ha comprendido que hablar de las heridas contribuye a cicatrizarlas, al tiempo que sólo cuando estaban en buena parte cicatrizadas ha tenido el valor de hablar", concluye Trapiello.
La editora Carmen Esteban señala la construcción "en rosa" de la Transición
Hemos crecido, pero no todos por igual, tal y como expone Antonio Muñoz Molina: "La madurez de una sociedad no implica, por desgracia, la de la clase política. Lo sabio sería curar las heridas que aún queden abiertas sin utilizarlas para agravar el encono político".
Hemos perdido la memoria de los testimonios directos por no haber trabajado con ella en los años sesenta y setenta, por haber dejado morir a los supervivientes. Ahora sólo nos quedan sus papeles escondidos en los cajones de las mesillas de noche. Pedazos de recuerdos y la libertad de narrar. Menos testimonios y más mitos. La guerra no ha hecho más que empezar.
Nueve libros sobre el conflicto: La memoria novelada de la contienda
'La noche de los tiempos'
Autor: Antonio Muñoz Molina
Editorial: Seix Barral
El largo viaje
Un día de finales de 1936 el arquitecto español Ignacio Abel llega a la estación de Pennsylvania, última etapa de un largo viaje desde que escapó de España, dejando atrás a su esposa e hijos. Durante el viaje recuerda la historia de amor clandestino con la mujer de su vida y la crispación social y el desconcierto de un país que iniciaba una guerra fratricida.
'El vano ayer'
Autor: Isaac Rosa
Editorial: Seix Barral
Un experimento novelesco
Novela que ganó el premio Rómulo Gallegos en 2005, cuenta la expatriación de un viejo profesor que se ve envuelto en un incidente universitario y la desaparición de un joven estudiante. Llamada de atención sobre las trampas de la memoria, escrita con grandes dosis de ironía, donde se nos invita a elegir entre diversas versiones de los hechos.
'Largo noviembre de Madrid'
Autor: Juan Eduardo Zúñiga
Editorial:Alfaguara
Relatos desde Madrid
Publicado en 1980, se trata de un libro de relatos que narra la difícil vida en un Madrid asediado por las tropas nacionales. Son 17 cuentos, como ‘Noviembre, La madre, 1936’, ‘Calle de Ruiz, Ojos vacíos’, ‘Campos de Carabanchel’... La ciudad es otro protagonista más de la narración.
'No se fusila en domingo'
Autor: Pablo Uriel
Editorial: Pre-textos
En medio del alzamiento
Un joven médico, destinado en un pueblecito de Aragón en 1936, se ve sorprendido por el alzamiento nacional mientras remonta el Ebro en su piragua. Memorias de la guerra que dan de sí un lúcido análisis de ambos bandos combatientes. Narrada con sencillez, es un relato en primera persona de los horrores de la guerra.
'Las armas y las letras '
Autor: Andrés Trapiello
Editorial: Tusquets
Trapiello editó por primera vez en 1995 este ensayo ya clásico (recién reeditado y ampliado) sobre la literatura y los intelectuales en tiempos de la Guerra. Examina cómo vivieron los escritores el conflicto, sus actividades, voluntarias o forzadas, los episodios de tragedia y fanatismo, de cobardía y de dignidad, y qué obras salieron de sus experiencias.
'El arte de volar'
Autor: Kim y Antonio Altarriba
Editorial: Ediciones de Ponent
La desolación en viñetas
Una desgarradora y lúcida historia sobre la posguerra española, basada en el propio padre de Altarriba. El cómic arranca con el suicidio de Antonio Altarriba y recorre su vida desde su niñez. Una historia dura, la de una España que vivió una guerra y una dictadura.
'Enterrar a los muertos'
Autor: Ignacio Martínez de Pisón
Editorial: Seix Barral
El amigo americano
El testimonio novelado sobre un capítulo oscuro de la Guerra Civil. José Robles fue amigo de John Dos Passos y traductor de 'Manhattan Trasfer'. Republicano ferviente fue asesinado en 1937. Empeñado en averiguar la verdad, Dos Passos chocó contra una tupida conspiración de mentiras.
'Soldados de Salamina'
Autor: Javier Cercas
Editorial: Tusquets
Documento y ficción
El núcleo central de la novela es la figura de Rafael Sánchez Mazas, escritor e ideólogo de la Falange Española y estrecho colaborador de José Antonio Primo de Rivera, y en particular el episodio de cómo escapó de su fusilamiento. La novela juega con su doble naturaleza de ficción y documento histórico.
'Inés y la alegría'
Autora: Almudena Grandes
Editorial: Tusquets
En el valle de Arán
Primera novela del ambicioso proyecto literario de Almudena Grandes sobre la posguerra española, que consta de seis volúmenes. Grandes narra la invasión del valle de Arán por parte de guerrilleros dispuestos a liberar España en octubre de 1944. Lucha y supervivencia y el posterior exilio de unos hombres y mujeres heroicos.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.