Este artículo se publicó hace 15 años.
Guti, ni trabajo ni épica
El Madrid escenifica una de sus míticas noches europeas para remontar el 4-0 de Alcorcón. Pellegrini no convoca al 14 por cuarta vez consecutiva y deja caer que el jugador no se entrena como debe
"Cuando acepté esta conferencia nadie iba a pensar que íbamos a perder 4-0 con el Alcorcón". La frase es de Florentino Pérez en Alicante, sólo 24 horas después de aquel martes negro (27 de octubre) que convulsionó al club y condenó a Guti. Ayer, Pellegrini, ante la indolencia del jugador en los últimos entrenamientos más otra falta de puntualidad que suma en su haber, además de dejarle fuera por cuarta vez consecutiva, le tiró una puya correctiva: "Guti vendrá cuando el cuerpo técnico crea que está a su nivel y cuando él quiera". El 14 no cuenta porque no se entrena bien.
Quince días después, ese descalabro tan inesperado por el madridismo y por Florentino Pérez ha obligado al club a escenificar un partido con todos los ingredientes de sus grandes noches europeas ante un Segunda B. El intimidador miedo escénico del Bernabéu inmortalizado por Valdano ha sido invocado para medirse al Alcorcón como si se tratara del Inter de Milán, el Anderlecht o el Borussia Moenchengladbach. El Alcorcón no tiene nada que ver con aquellas víctimas desbordadas en noches épicas iniciadas días antes por Juanito y Camacho aporreando puertas de hotel de madrugada al grito de "¡nos los vamos a comer!". Lo único que iguala este partido a aquellos es que el Madrid está obligado a firmar una proeza porque en la ida fue machacado.
La maquinaria propagandística del club se puso manos a la obra desde el día después de la debacle para abordar la empresa a campo lleno. Se anunciaron precios populares, tres euros la localidad más barata y 25 la más cara, y se pidió a los jugadores que apelaran al escudo y al nombre del club en privado. Ayer, los carteles electrónicos de las taquillas del Bernabéu anunciaban el "no hay billetes". La reventa funcionaba y ya había quien desembolsaba 100 euros por presenciar la que se anuncia como una noche de grandes dosis emocionales.
En la estrategia para convertir el Bernabéu en una olla a presión, el club también ha recurrido a sus jugadores. La página web del club se inundó ayer de declaraciones apelando al escudo. "Por orgullo y por la historia del Real Madrid tenemos que ganar esta eliminatoria", dijo Kaká. "Vamos a remontar por este escudo; se lo debemos a la afición", afirmó Higuaín. "Estamos obligados a remontar. No fallaremos", aseguró Granero. "Nuestro orgullo y nuestra camiseta nos llevarán al triunfo", fue la andanada emocional de Albiol. Interiorizada la pose, para exteriorzarla Pellegrini no recurrirá al romanticismo como hizo en el Villarreal la temporada pasada. Entonces, el Poli Ejido le hizo una manita en la ida y para remontar aquel 5-0 el chileno anunció que jugarían los mismos que la encajaron. Los agobios que ha pasado y que para el palco aún sea sospechoso le empujan hacia una solución mixta. Casillas, Xabi Alonso y Benzema no entraron en la lista, pero salvo Ramos, por sanción, el resto de los titulares disponibles están en la lista. "No voy a seguir el criterio del Villarreal. Haremos un once que recupere mucho el balón y que tenga una gran capacidad ofensiva", explicó Pellegrini, al que le pueden caber Raúl, Higuaín y Van Nistelrooy y hasta los dos Diarra para esa demanda de mucho quite que anuncia.
El vestuario confían que el desgaste físico y mediático del Alcorcón el Cacereño no aceptó jugar el sábado y sus jugadores se han paseado por muchas redacciones les ayude a solventar una noche para la épica que, antes del martes negro, sólo era un trámite.
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