Este artículo se publicó hace 14 años.
Las habitaciones de los "Cuentos de la Alhambra"
El Patronato de la Alhambra ha abierto al público las habitaciones de Washington Irving, que presentan un conjunto de muebles y objetos que evocan la época del romanticismo en la que vivió el escritor norteamericano, del que este a&nt
Concluyen así este mes los actos en homenaje a Washington Irving, que vio cumplido su deseo de visitar la Alhambra y Granada en 1828, hospedándose en la ciudad durante unos días. Volvió, fascinado, de nuevo a Granada al año siguiente, alojándose en los Palacios Nazaríes durante casi tres meses, del 4 de mayo al 29 de julio de 1829.
Al principio se instaló en las estancias situadas en la planta superior del Palacio de Comares, cedidas por el coronel Francisco de La Serna, en aquellos momentos gobernador de la Alhambra, para posteriormente trasladarse a estas habitaciones renacentistas denominadas del Emperador en referencia al monarca Carlos V, quien impulsó su construcción en 1528.
La privilegiada experiencia de residir en el monumento nazarí y convivir con sus habitantes, los "hijos de la Alhambra", le permitió acceder de primera mano a las tradiciones orales que usó para escribir la obra que mejor expresa su alma romántica, Cuentos de la Alhambra. Se editaron por primera vez en 1832 en Londres y Philadelphia, y al año siguiente en Valencia.
Entre las piezas expuestas se encuentran un piano-forte, un arpa, una cama y un reloj de pared, ubicadas en estas dependencias cerradas normalmente a la visita pública por motivos de conservación y seguridad. También conocidas como habitaciones del Emperador, permanecerán abiertas, durante todo febrero, de lunes a domingo y en horario de 8.30 a 18.00 horas.
Ya en 1929, el entonces arquitecto conservador de la Alhambra, Leopoldo Torres Balbás, decidió conmemorar el centenario de la estancia del escritor en estas habitaciones realizando obras de acondicionamiento e incorporando un conjunto de objetos, muebles y grabados románticos que evocaban la época de Irving. Y en 1959, coincidiendo con el centenario de su muerte, se adquirió más mobiliario de estilo fernandino e isabelino.
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