Este artículo se publicó hace 16 años.
Hanna Schygulla continúa su leyenda de musa en "Al otro lado", de Fatih Akin
Se dice de ella que tiene el don de invocar la inspiración en los otros. No en vano, ya "hechizó" a Fassbinder y a Win Wenders y ahora, de vuelta al universo del celuloide, la actriz y musa Hanna Schygulla ha colaborado con el joven director Fatih Akin en su segundo y esperado trabajo, "Al otro lado".
Varias décadas han pasado desde que Schygulla contribuyese con sus enigmáticas actuaciones al éxito del llamado"nuevo cine alemán" de los setenta pero, a juzgar por cómo explicó Fatih Akin su primer encuentro en Belgrado en 2004, en el que aseguró sentirse "hechizado" y con ganas de "crear algo para ella", parece que su leyenda sigue bien vigente.
De aquel misterio creativo nació el guión de "Al otro lado", que se estrena este viernes en España como la segunda entrega de una trilogía sobre el amor, la muerte y el mal inaugurada en 2003 con "Contra la pared", Oso de Oro en Berlín y elegida mejor película por los premios del Cine Europeo y la Academia Alemana.
"Me hace feliz servir de inspiración", ha confesado hoy Schygulla en la presentación del filme en Madrid, aunque ha puntualizado que ambos cineastas, Akin y Fassbinder, son bastante diferentes: "Akin es más dado a la felicidad, mientras que a Fassbinder le era más difícil creer en el amor; sin embargo, tienen en común el hecho de usar las realidades cercanas como material".
Efectivamente, la cotidianeidad de Akin como alemán de origen turco le ha servido de base para "Al otro lado", Premio al Mejor Guión en el Festival de Cannes, una película que propone un viaje de ida y vuelta por la inmigración turca en Alemania, en la que Hanna Schygulla encarna a una madre germana cuya hija se enamora de una extremista kurda.
En ella, el cineasta propone una estructura en forma de cajas chinas cuyos seis personajes protagonistas (dos madres y dos hijas más un padre y su hijo) se van delineando a medida que se cruzan y se interrelacionan, con dos dramáticas muertes como catalizadores.
"La muerte aquí es un elixir", ha afirmado la también cantante. "Una muerte que causa dolor pero que hace nacer alrededor cientos de posibilidades. En eso también se parece a Fassbinder, quien solía firmar autógrafos con la frase: 'La vida es preciosa incluso ahora mismo'".
El conflicto de opuestos enseguida hará pensar al espectador en la intención metafórica de Akin, para quien, por ejemplo, la madre representa Europa, y la joven activista, Turquía, pero, tal y como señaló Schygulla, en ningún momento se pretende diferenciar "entre buenos y malos".
Según la también cantante, la calidad de la obra reside precisamente en que propone, sin enjuiciar "un punto de vista", seis personajes que tienen su "propia óptica sobre la vida", de modo que deja de importar quién lleva la razón para dejar "los debates abiertos".
"Me gusta que Fatih no se haya fijado en el patriotismo, ese orgullo raro que no sirve para nada", confesó Schygulla, nacida en Polonia de padres alemanes. "Él sabe que cuando las cosas se mezclan dentro de ti, o la tolerancia se impone o te niegas a ti mismo, una enfermedad por otro lado muy extendida hoy en día".
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