Este artículo se publicó hace 15 años.
Hatoyama se enfrenta al reto de cambiar el sistema japónes
El Parlamento elige al líder del Partido Demócrata como primer ministro
Andrea Rodés
La nueva era política en Japón ya es una realidad. El Parlamento nipón eligió ayer a Yukio Hatoyama, presidente del Partido Demócrata (PD), de 62 años, como nuevo primer ministro, tras la rotunda victoria de su partido en las elecciones generales del pasado 30 de agosto, que pusieron fin a medio siglo de poder casi ininterrumpido del Partido Liberal Demócrata (PLD).
"Me hace mucha ilusión pensar que estamos haciendo historia, pero a la vez siento una gran responsabilidad", dijo Hatoyama a la prensa poco antes de ser investido. El líder del PD se ha comprometido a acabar con el anticuado sistema burocrático, al que acusa de ser ineficiente y de otorgar un poder excesivo a los funcionarios. También promete reanimar la debilitada economía japonesa mediante un programa de inversiones públicas en servicios sociales y ayudas a las familias.
Despedida de Taro AsoPoco después de presentar la dimisión de su Gabinete, el primer ministro saliente, Taro Aso, del PLD, dijo haber hecho "lo mejor para los intereses de Japón en un periodo breve de tiempo" y lamentar mucho tener que irse "a la mitad". Aso fue nombrado primer ministro hace tan sólo un año, al dimitir su antecesor, Yasuo Fukuda. Este último a su vez llegó al poder por la dimisión de Shinzo Abe. Ninguno de los dos estuvo más de un año en el poder.
La caída de la popularidad de los últimos líderes del PLD, junto a su incapacidad para sacar adelante la economía japonesa, que está atravesando su peor momento desde los años sesenta, explican la aplastante victoria electoral del PD.
El gran reto de Hatoyama es ahora demostrar a los millones de ciudadanos que votaron con cierto escepticismo a su partido que el cambio va en serio. Buena parte del apoyo a Hatoyama se debe a las ganas del electorado de desahogar su frustración con el Partido Liberal.
La principal promesa de la nueva administración es dar prioridad a "las personas", en vez de fomentar un crecimiento económico a costa de crear empleo precario y aumentar las diferencias de ingresos entre las zonas urbanas y rurales, como ha ocurrido hasta ahora.
Pero los analistas se cuestionan si el partido de Hatoyama, sin experiencia de gobierno, será capaz de sacar adelante las medidas anunciadas (aumentar las inversiones en seguridad social, educación y sanidad, dar ayudas a las familias con hijos y promocionar la agricultura y la industria medioambiental para revitalizar las zonas rurales) sin disparar el déficit público, equivalente al 180% del PIB, uno de los más altos del mundo desarrollado.
Para Hatoyama el despilfarro burocrático es culpable de una parte de este déficit y se ha propuesto reducir y modernizar la red de funcionarios. "Desde los años sesenta, los políticos japoneses se han dedicado a pelear por el poder, mientras los altos funcionarios se encargan de gobernar", advierte Karel van Wolferen, experto en Política Comparada de la Universidad de Amsterdam, en la web YaleGlobal.
Socios de GobiernoOtro reto del nuevo primer ministro es acomodar los intereses de sus dos socios minoritarios en la coalición de Gobierno el Nuevo Partido Popular y el Partido Socialdemócrata, que durante la campaña electoral han mantenido divergencias con el PD en política exterior y en cuanto al papel de las tropas norteamericanas estacionadas en la isla de Okinawa. El PD ganó 308 de los 480 escaños de la Cámara baja, pero necesita socios para asegurarse también la mayoría en el Senado.
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