Este artículo se publicó hace 15 años.
El hielo de verano del Ártico podría desaparecer en 2013
El Ártico se está calentando tan rápido que la capa de hielo del mar en verano podría desaparecer en 2013, décadas antes de lo previsto, según informó un experto el jueves.
Warwick Vincent, director del Centro de Estudios del Norte en la universidad de Laval en Quebec, explicó que datos recientes muestran que la capa de hielo "parece haber adoptado el modelo más pesimista", lo que implicaría tener un verano sin hielo en 2013.
El año "2013 está comenzando a ser más razonable como previsión. Pero cada año nos hemos equivocado, cada año vemos que (el cambio) es un poco más rápido de lo que esperábamos", explicó a Reuters.
El Ártico se está calentando a doble velocidad que el resto del mundo y la capa de hielo del mar cayó a mínimos históricos en 2007, aunque aumentó un poco en 2008.
En 2004 una previsión internacional ponía el año 2100 como fecha para la desaparición. En el mes de diciembre, unos expertos dijeron que la capa de hielo de verano podría desaparecer en 10 ó 20 años.
Si la capa de hielo desaparece, podría tener graves consecuencias. Las empresas de transporte ya están planteándose atravesar el Ártico, que tiene enormes reservas de petróleo y gas natural.
El equipo científico de Vincent ha pasado los últimos diez veranos en la isla de Ward Hunt, un remoto lugar a unos 4.000 kilómetros al norte de Ottawa.
"Me impresionó ver lo rápido que se están sucediendo los cambios. La vista del mar abierto es algo que no hemos visto en los 10 años que hemos estado trabajando ahí arriba", explicó tras hacer una presentación en el Parlamento canadiense.
"Estamos perdiendo, irreversiblemente, grandes características del paisaje canadiense, y eso sugiere que los casos más pesimistas están más cerca de la realidad", afirmó.
En 2008 la temperatura máxima en verano en Ward Hunt fue de 20 ºC, cuando lo normal suelen ser 5 ºC. El verano pasado, cinco plataformas de hielo a lo largo de la isla de Ellesmere en la parte alta de Canadá, que tienen más de 4.000 años, redujeron su volumen en un 23 por ciento.
Vincent explicó a Reuters en septiembre que estaba claro que algunos daños serían permanentes y que el calentamiento en el Ártico era una señal de lo que iba a ocurrir en el resto del planeta.
"Una parte de esto es imparable. Estamos en una cadena de acontecimientos en la que está habiendo cambios a los que no podemos dar la vuelta, como la pérdida de estos bloques de hielo, por ejemplo", dijo.
"Pero lo que sí podemos hacer es ralentizar este proceso y tenemos que hacerlo porque necesitamos más tiempo. No tenemos la tecnología como civilización para lidiar con este tipo de inestabilidad que se avecina", añadió.
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