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El hijo del director iraní detenido muestra su preocupación

Reuters

El hijo del director de cine iraní Jafar Panahi, detenido esta semana con su mujer y su hija, dijo que no sabía dónde habían sido llevados, informó una web de la oposición.

"No tengo ninguna información sobre su paradero", dijo Kaleme, citando a Panah Panahi, un día después de que se informara del arresto del destacado cineasta, seguidor de la oposición y que ha obtenido muchos premios internacionales.

"Estoy preocupado por mi familia", dijo.

Kaleme, la web del líder opositor Mirhosein Musavi, dijo el martes que Panahi, su esposa, su hija y 15 invitados fueron detenidos por las fuerzas de seguridad en su casa la noche anterior.

Panahi, realizador de películas valientes que examinan temas sociales de la República Islámica, incluyendo las dificultades a las que se enfrentan las mujeres, respaldó a Musavi en las disputadas elecciones del año pasado, que llevaron a Irán a meses de agitación política.

El fiscal de Teherán Abas Jafari Dolatabadi confirmó el martes el arresto de Panahi, pero dijo que no tenía una motivación política.

Kaleme dijo que Panah Panahi negó las informaciones de que su padre estuviera haciendo una película antigubernamental sin permiso de las autoridades. Tampoco dijo a qué informaciones se refería.

"Mi padre tenía permiso, nunca hizo una película sobre los acontecimientos recientes", dijo, en referencia a las elecciones de junio y a las revueltas posteriores.

El mes pasado, los organizadores del Festival de Berlín dijeron que Irán había impedido a Panahi viajar a la capital alemana para el festival de cine. Añadieron que al cineasta, que ha ganado premios como el máximo galardón del festival de Venecia por "El círculo" en 2000, se le había impuesto una prohibición de viajar.

La oposición prorreformista dice que los comicios de junio se amañaron para garantizar la reelección del presidente Mahmud Ahmadineyad.

Las autoridades negaron la acusación de amaño de votos y calificaron las protestas masivas tras las elecciones como un intento respaldado desde el extranjero para minar las instituciones clericales.

Miles de seguidores de la oposición fueron detenidos tras las elecciones. La mayoría de ellos han sido liberados desde entonces, pero más de 80 personas han sido condenadas a hasta 15 años de prisión. Dos personas que fueron juzgadas tras las elecciones han sido ejecutadas.

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