Este artículo se publicó hace 16 años.
Cuando el hogar es una habitación
Un complejo entramado de profesionales trabaja para los 198 residentes de un centro de Málaga
Francisca lleva dieciséis años viviendo en la residencia pública para personas mayores de El Palo (Málaga). Su habitación, que ella considera como su "casa", se encuentra ubicada en la cuarta planta de este edificio que, con tres décadas de vida, se esta sometiendo ahora a una profunda remodelación.
Su cuarto tiene magníficas vistas al mar Mediterráneo, un baño amplio, grandes armarios y dos camas. En una duerme ella, y en la otra, su compañera de habitación. Paca -que así la conoce todo el mundo en la residencia- lo ha completado, además, con algunos elementos decorativos que consiguen hacer de la habitación un hogar más acogedor.
Su sonrisa describe que para ella la tercera edad es una etapa más de la vida. Un trecho que intenta disfrutar plenamente. El día a día de Francisca, como el de María y el resto de personas que viven en esta residencia y gozan de cierta autonomía personal, empieza a las ocho de la mañana.
Hora y media después, a las nueve y media, cuando empiezan a bajar al comedor para desayunar, el equipo de cocineros que dirige Juan Vicente ya lo tiene todo preparado, teniendo en cuenta lo que puede y no puede comer cada uno de los residentes en función de sus circunstancias físicas.
La labor del personal de cocina se complementa con la de los auxiliares y la de los ATS, que controlan la medicación de las 198 personas que conviven en esta residencia.
Para pasar mejor el tiempo, el centro dispone de varias zonas ajardinadas y estancias interiores donde algunos, incluso, de atreven con Internet. Otros prefieren la televisión y las señoras pueden disfrutar, una vez a la semana, de una peluquería para, como bromea una de ellas "estar guapa y salir de botellón".
Los residentes pueden, también, ir a comprar al centro de la ciudad o participar en cualquiera de las actividades que la Junta de Andalucía organiza en distintos centros de día para que se relacionen con otras personas mayores. Estos desplazamientos los hacen en los dos vehículos que la residencia tiene para su transporte y que sirven también para trasladar a los ancianos a los médicos especialistas, siempre acompañados de una auxiliar (aunque en el centro se dispone de asistencia sanitaria las 24 horas).
El objetivo es conseguir que las personas que recalen en la residencia logren integrarse lo antes posible, consideren el centro su propia casa y puedan disfrutar así de una edad en la que muchos parecen dispuestos a iniciar una segunda juventud.
Un trabajador por cada dos residentesTitularidad: centro público dependiente de la Junta de Andalucía
Capacidad: para 198 residentes
Precio de la plaza: la ley señala que se abona el 75% de la pensión del residente
Plantilla: en la residencia trabajan 101 profesionales
Año de construcció: el edificio fue levantado en 1978 como apartamentos del IMSERSO. Actualmente están concluyendo las reformas.
J. Manuel Ramírez, de la Asociación de Gerentes Servicios Sociales: «Hay que invertir más en centros»
¿Hay diferencia de calidad entre las residencias públicas y las privadas?
No debería. Pero en las públicas se cumplen todos los parámetros. En cambio, las privadas se escapan a esos requisitos. Es más difícil inspeccionarlas.
¿Por qué?
Se han abierto nuevas residencias y no se ha reforzado la red de inspectores.
¿Las residencias españolas necesitan más personal?
Se necesitan más residencias. La mejora de la ratio de personal por residente se debería complementar con más ayudas a domicilio y más centros de día. Y sobre todo, con más financiación. Lo recomendable sería que se invirtiera el 0,6% del PIB y actualmente sólo se destina el 0,3% del gasto a la atención a las personas mayores
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