Este artículo se publicó hace 11 años.
Los hogares con todos sus miembros en paro son ya cerca de dos millones
Hay 1.833.700 las familias en las que ninguno de sus integrante trabaja. La cifra se ha disparado un 16% respecto a 2011 y crece por quinto año consecutivo
Los hogares con todos sus miembros en paro subieron en 2012 en 258.700, según la EPA. Son ya cerca de dos millones, en concreto, 1.833.700 las familias en las que ninguno de sus miembros puede trabajar. Esa cifra supone un 16,4% más que en 2011, que cerró con 1.425.490 hogares sin que nadie trabajara.
En el último trimestre de 2012, los hogares con todos sus miembros en paro se incrementaron en 95.800, un 5,5% más respecto al tercer trimestre del año pasado. En el segundo y tercer trimestre de 2012 la sangría se había contendido algo: entre abril y septiembre el número de esa estadística tan dramática apenas creció en 9.000 hogares. Pero en el últuimo trimestre de 2012, coincidiendo con el repunte de la contracción, la cifra se ha vuelto a disparar.
Por su parte, los hogares con todos sus integrantes ocupados se redujeron en 511.700 durante 2012, un 5,8% respecto a 2011, hasta un total de 8.334.300 hogares. En los últimos tres meses del ejercicio pasado, las familias con todos sus miembros ocupados bajaron en 187.300 (-2,2%).
Los datos de 2012 han empeorado con respecto a los de 2011 y 2010. En 2011, los hogares con todos sus miembros en paro subieron en 247.000, un 18%, mientras que los que tenían todos sus integrantes ocupados bajaron en 374.600 (-4%). En 2010, los hogares con todos sus miembros en paro aumentaron en 107.900 y los que tenían a todos sus integrantes trabajando bajaron en 187.800.
En es el quinto año consecutivo en el que desciende el número de familias donde todos sus miembros trabajan. Por su parte, los hogares con todos sus miembros en paro han venido reduciéndose año tras año desde que estalló la crisis, en 2007.
Que lejos queda el primer trimestre de 2009 cuando el número de hogares con todos sus miembros en paro superó por primera vez el millón. Entonces aquello se percibió como un auténtico varapala. Nadie podía sospechar que eso no era más que el inicio de un drama en varios actos. Lo malo es que no se vislumbra el final de la obra.
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