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Homenaje con goleada

España celebra su regreso a Viena con una paliza a la débil Austria, que jugó con diez

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Con más ganas de fiesta que de ensañarse con un rival absolutamente menor, España se homenajeó con una goleada en su regreso a Viena. Lo hizo gustándose bajo dos disfraces, los dos modelos con los que de repente cuenta Del Bosque. El viejo traje del toque y el juego por el centro, con la superpoblación de centrocampistas, y el nuevo descubrimiento, al calor de la deliciosa aparición de Jesús Navas y Pablo, con dos bandas, dos puntas y más profundidad. Ambas fórmulas se encontraron sin rival enfrente (Austria encima tuvo que sobrellevar su inferioridad con un jugador menos durante más de una hora).

Y eso que no le vino bien a España el aire melancólico con el que pisó Viena, ebria de buenos recuerdos, con el oído y la mirada distraída por el aura de esa final de la Eurocopa que ganó. No le vino bien el aspecto entregado de las gradas. Austria le bajó a la tierra con un gol inesperado y seco que fue su propia sentencia. Porque el tanto, más allá de regalarle al equipo de casa y su público un instante inimaginado de euforia y gloria, lo que provocó fue que España se despertara.

El toque y los cinco centrocampistas sentenciaron en el primer tiempo

El viento del 0-1 empujó a España a poner sobre la mesa su toque. La alineación estaba nuevamente diseñada para que el balón rodara de primeras de un lado a otro del campo. Y al primer intento, Austria enseñó su realidad, la de un equipo pequeñísimo, vulnerable, lleno de errores. La selección de los bajitos la destrozó con una colección de pases interiores letales pero al tiempo sencillos.

Silva e Iniesta aprovecharon su ubicación a banda cambiada para recortar hacia dentro y asomarse al pase. Sin oposición ni acoso del rival, programaron sus envíos rasos con milimétrica precisión para la llegada de Cesc y el desmarque de Villa. Si las triangulaciones eléctricas de los de Del Bosque son letales ante adversarios de primera, sobra decir lo que ocurrió frente al 58º del mundo en el ranking FIFA . Gol, gol y gol. La alegría no le duró a los alpinos ni un minuto.

Del Bosque disfrutó con extremos y dos puntas en la segunda parte

La primera prueba de España, la del toque y más toque por el medio, la de cinco centrocampistas y un solo delantero, dejó ya cerrada la contienda en el descanso. En el segundo tiempo, Del Bosque puso otro traje al equipo, con dos puntas y dos extremos, y el meneo creció a muy buen ritmo.

Jesús Navas confirmó que es un regalo para la selección, algo que no tenía. Parecía que España estaba sobrado de todo, pero no contaba con ese balín por la derecha, vertiginoso, constante y letal. El sevillista obligó a cambiarse de costado a Pablo Hernández, otro extremo que llega con talento, ganas y mucha prisa. Funcionó también el valencianista lejos de su banda natural. Del Bosque se encontró otro recurso y se ganó un nuevo quebradero de cabeza: al final, le va a costar confeccionar su lista mundialista, pero por exceso no por defecto.

Cesc, Villa (2), Güiza y Pablo, goleadores; Albiol se retiró al final lesionado 

Tenía motivos Vicente para irse feliz. Su balance es demoledor (21 victorias en 22 partidos) y despide el año en todo lo alto. Pero un suceso final, le amargó la noche. Le obligó a vivirla pendiente de Albiol, que cayó en mala postura al intentar evitar un disparo y le retiraron lesionado.

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