Este artículo se publicó hace 13 años.
Hormigas rabiosas y "farrapos", protagonistas del Entroido ancestral en Laza
Hormigas rabiosas y trapos sucios y llenos de harina se erigieron ayer en los grandes protagonistas del Entroido de Laza, uno de los más ancestrales de la provincia de Ourense.
Rememorando aún hoy costumbres de la Guerra Civil, el Entroido de Laza recoge las costumbres más ancestrales y salvajes del Carnaval más obsceno y "castigador" de los que integran el "Triángulo mágico" de Ourense (Xinzo, Verín y Laza), ante el éxtasis de los asistentes.
Desde primera hora de la mañana, la comisión de fiestas salió al monte a recoger hormigas, que son más grandes de lo habitual, y las mezclaron con tierra, vinagre y cenizas, para hacer que se vuelvan más rabiosas, mientras otras personas cargaban los sacos de harina.
Desde primera hora de la tarde, vecinos y visitantes abarrotaron la plaza de la Picota, donde son perseguidos a zamarrazos por los Peliqueiros, el personaje representativo del pueblo, que salió por la tarde a la calle para disfrute de los asistentes congregados.
Portando sus látigos, los Peliqueiros no dudaron en escarmentar a todo aquel que se interponía en su camino en los alrededores de la plaza, llegando a ensañarse con algunos de los asistentes, antes de desaparecer para dar paso a la procesión de la Morena desde Cimadevila.
Cánticos, lanzamiento de trapos y de una pelota gigante animaron a los participantes hasta la bajada de la morena.
Entrado el anochecer, la comitiva, encabezada por hombres portando toxos, fustigaron con ellos a los asistentes que se encontraron en su camino, al tiempo que procedieron a la bajada de la Morena, un hombre vestido con una cabeza de vaca hecha de madera, que entre sus principales cometidos tiene que levantar las faldas a las mujeres.
Este personaje representa un suceso que ocurrió hace años, cuando una vaca se escapó del corral y arremetió contra las mujeres que estaban tomando el fresco, mientras un forastero que ha sido elegido, entre los que acuden, es invitado a ir montado en un burro en el particular recorrido que realizan hasta la plaza de A Picota.
El momento culmen se produjo con la llegada de la comitiva a la plaza, donde procedió al lanzamiento masivo de sacos de harina, hormigas vivas y agua, lo que provocó que cada uno intentara buscar donde esconderse.
Con el anochecer, los más animados prosiguieron la fiesta en la plaza al ritmo de la música y cánticos mientras degustaron la bica y el licor café.
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